Que pase el siguiente....

En el silencio de la noche, el espejo comenzó a susurrar. No eran ecos de su voz, sino palabras ajenas, un idioma olvidado que serpenteaba por la habitación. Al acercarse, vio su reflejo sonriendo con una mueca grotesca. "¿Quién eres?", preguntó, pero el espejismo solo rió, un sonido hueco que reverberó en su mente. La imagen se deslizó fuera del cristal, tomando forma y carne. "Soy lo que temes ser", dijo, mientras la oscuridad lo envolvía. En un parpadeo, el mundo se desvaneció y el espejo quedó vacío, aguardando al siguiente curioso que se atreva a mirar.