Cindy la universitaria
Por ambis
Enviado el 06/03/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Cindy apretaba sus dos magníficas bufas contra la verga del Profesor Johnson, que sentado en el sillón de su despacho se deleitaba viendo como su polla se perdía en esa inmensidad deliciosa.
Todo había empezado por una consulta que la dulce a la par que explosiva universitaria había ido a hacerle a su despacho.
-Sr Johnson, no quiero que pienses que esto lo hago para que me apruebes.
-LLámame John,Cindy, por Diosss- replicaba como buenamente podía el atribulado profesor mientras se deleitaba con el juego escandaloso al que la chica había sometido a su polla.
Cindy se había despojado hace un rato de su muy ceñido top con tirantes y de su sostén negro, por el que ya rebosaban previamente sus dos grandes atributos. Estaba ahora ligeramente inclinada de rodillas practicándole una cubana a su profesor, solamente ataviada por unos jeans apretados a más no poder, que en esa postura hacían exaltar un culo redondo y prieto, que por momentos hacía parecer que explotarían todas las costuras de la tela vaquera.
-Ohh Cindy, esto es una maravilla, no pares por favor-balbuceaba suplicante mientras veía que la joven seguía con ardor moviendo sus tetas contra su polla en movimientos circulares.
-John, si supieras la de veces que he pensado en ti. La de veces que me he ido excitada a casa, tras estar viéndote en clase. Oh, me alegro que te excites así conmigo... Estoy cachondísima.
Cindy se incorporó y de un firme movimiento bajo su vaquero hasta la rodilla, quedando sólo de prenda un minúsculo tanga que hacía más apetitoso su atractivo valle de venus, y dando un paso atrás se tumbó en el escritorio, y se abrió de piernas.
-¡Mira qué mojada estoy John!, - invitó así a su profesor a comenzar la perforación.
El hombre quedó cautivado ante tanta belleza desparramada por su escritorio. Mientras agitaba su falo se inclinó para aproximarse al coño húmedo de la joven. Con unas ganas locas de perderse en esa selva, comenzó a besar y lamer su rajita, apartando la cortinilla de su tanga blanco.
Este giro inesperado hizo que la estudiante comenzara a sollozar y gemir de placer, conteniendo la comisura de sus labios, a ratos los mordisqueaba y a otros los abría de puro gozo. La comida de coño era al principio pausada, detallada en cada ángulo, cada lengüetazo de su raja iba provocando más y más lubricación.
-ohhhh John, ¡qué puta locura!, - se retorcía más y más, agarrando del pelo al profesor y hundiéndo su cabeza más adentro de sus cavidades- eres un auténtico experto, ohhhh, jooder, me voy a correr, ahhhh, joooder, qué gustazo!
El orgasmo llevó a Cindy a la locura haciendo temblar todo su cuerpo ya sólo ataviado con las braguitas tanga, más húmedas que las fibras de una fregona recién enjuagada. Los alaridos fueron poco contenidos, suerte que ya no había nadie en el departamento del profesor.
-Vamos profesor, quiero que me la claves y sentirte muy adentro.
El profe, una vez sacó su boca del clítoris de la chica, vio ante sí el espectacular paisaje que tenía delante, y no pudo menos que reafirmarse en su excitación. Tenía a la joven tumbada y dispuesta en su escritorio, el cual había sido humedecido con sus fluidos, sus glúteos y nalgas aplastados sobre la madera le provocaban un deseo irrefrenable de abalanzarse salvajemente.
Deslizó con maestría por sus muslos el tanga empapado en miel de Cindy, dejando a su pupila como Dios la trajo al mundo y acercó su mástil a la frondosa puerta de entrada del castillo. La copiosa lubricación facilitaba sobremanera el movimiento de la verga dura del profesor, quien empezaba a embestir cada vez con más fuerza.
-Qué coño más caliente tienes-decía mientras con una mano repasaba los suaves muslos de la estudiante.
-Ohh así, clávamela, fuerte -gemía Cindy recibiendo a su gurú mientras se acariciaba sus pechos.
La estampa era colosal, conforme ganaban velocidad sus movimientos, la mesa temblaba y la pantalla de ordenador parecía estar haciéndoles la ola por tal magnífico espectáculo. Quien iba a decirle al profesor, un santurrón que llevaba 10 años en el departamento sin romper un plato, que acabaría con semejante pivonazo totalmente desnuda y expuesta así en su mesa de trabajo y suplicando porque se la metiera más y más adentro.
La joven estaba en pleno éxtasis y clavó sus uñas en la espalda forzuda de John, mientras llegaba a su segundo orgasmo de la tarde:
-ahhhhh, sí,...Dios qué placer !!!- exclamó Cindy, que tras retorcerse de gusto, acercó su cabeza al oído de John- quiero que te corras profe, córrete en mis tetas.
John, al oír estas palabras aguantó poco más, y obediente, sacó su verga del crisol de fluidos en el que se había convertido el coño de la estudiante y acercándola a sus dos preciosas montañas, comenzó a desparramar su leche, disparando secuencialmente ráfagas de su crema blanca, salpicando arriba y abajo con el impacto a la bella estudiante, y aproximándose algún resto a su barbilla. Sus tetas quedaron empapadas con el semen del profesor, formando al caer unas cataratas blancas a través de sus senos.
Una vez exhaustos por el éxtasis experimentado, más que satisfechos se besaron y abrazaron.
-Gracias Cindy, eres increíble. Esto ha sido maravilloso.
-Lo mismo digo profesor, venir a tu despacho ha sido de lo más instructivo- diciendo esto le acarició su mejilla y le dio un último beso acaramelado.
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