Una mansión que acoge infinidad de orgías (11) (1ª parte)
Por El Manso Embravecido
Enviado el 11/03/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Lucas se despide de Lourdes. Se encontrarán en casa. Mientras espera a su relevo, a Araceli (sí, la primera segurata con la que nos encontramos al comenzar esta serie), se pega una ducha.
Araceli aparece por el umbral de la puerta con su melena morena lacia y larga hasta cerca de la cintura, sus tacones de 15 cm que la ponen en el 1,88 m, y su vestidito corto rojo adornado con flores blancas.
No tuvo tiempo de cambiarse en casa y lo hará en la garita, cuando su compañero Lucas abandone el establecimiento.
Lucas sale de la ducha ya vestido. Al ver a su compañera suelta un:
--Vaya ninfa de los océanos estás hecha. Lo que daría por amarte apasionadamente en este momento.
--Tuviste tu oportunidad hace un mes y la perdiste. No me quisiste comer la panocha ensangrentada por mi menstruación (con lo mucho que sabes que me gusta), y se me enfrió el interés por ti. Ahora ando detrás de Jorge. Cuando llegue mañana para hacerme el relevo, a ver si me lo calzo.
--¿Tienes en este momento la regla?
--No. ¿Por qué lo preguntas?
--Porque estaría dispuesto a comerte el chumino ahora y enmendar mi error de antaño.
--Aunque tuviera la regla ya es tarde. Tu momento ya se fue. Yo soy así de caprichosa. Enseguida me desintereso de un candidato. A esta diosa no la vas a catar nunca. Vete con tu loca rompe-pelotas y que te aproveche. Prefieres que te revienten los huevos a puñetazos y patadas a saborear un coño ensangrentado. Tú sabrás. Que Lourdes te haga feliz.
--¿Y si me ofrezco para lamerte el culo? Me trago todo lo que tengas pegado en la raja del trasero.
--No insistas. Ni comiéndote mis vómitos te admitiría como amante. Jorge es mi amor platónico en estos momentos y espero que mañana se cumplan mis deseos. Me lo tiraré como si fuera mi último día de vida. Me comportaré como un putón verbenero con mi macho alfa Jorge. Tú confórmate con pelártela a nuestra salud.
--No creo que Jorge acceda a acostarse contigo. Está muy enamorado de su recién esposa. Él prefiere a chicas decentes y no a putas baratas como tú.
--Tan barata no seré porque contigo no me pienso acostar. No acostumbro a follar con mediohombres, solo con machos de verdad. Y vete ya, cornudo, que Lourdes te los pone pero bien.
Lucas salió de la garita con un fuerte ataque de celos. No soportaba la idea de que Araceli se follara a Jorge al día siguiente. Quería creer que era una simple estratagema para darle celos, pero que en realidad no pasaría nada. Ideó el aparecer de repente a la mañana siguiente de improviso, para comprobar por sí mismo si realmente Araceli y Jorge llegarían a acostarse.
Araceli se acomodó en su asiento y puso el monitor n.º 43. En aquella habitación se alojan cuatro lesbianas muy sexys, parecen top models. Son altas, delgadas, con unos rostros sin mácula (con pómulos bien perfilados). Sus pechos, espalda, cintura, nalgas, muslos, pantorrillas y pies parecen esculpidos por el mismísimo Miguel Ángel. Las cuatro llevan melena larga. Dos son morenas, una rubia y la otra pelirroja. Sus cabellos son lacios excepto en una de las morenas, que lo tiene encaracolado. Esta parece llevar la voz cantante.
A la pelirroja le tocó hacer el papel de esclava, de sumisa servicial. Sus compañeras se ensañan con ella. Le escupen en la boca unos considerables gargajos verdosos, le mean en la cara, le mandan que les lama sus respectivos traseros con sus rajas sucias. Caminan descalzas por la habitación y por el pasillo del segundo piso de la mansión y luego obligan a la esclava a lamerles las plantas de los pies y sus diez deditos. Algunos hombres, conociendo lo que ocurre en esa habitación, vacían sus condones cerca de la puerta de la habitación 43 (a modo de improvisado felpudo blanquecino y viscoso). Las chicas chapotean un buen rato en este prominente charco de esperma y luego se dirigen hacia su pelirroja esclava para que les chupe y sorba los restos seminales que llevan incrustados en sus pies, hasta dejárselos bien limpitos.
Araceli está decidida a llamar a esa habitación, para que, cuando acaben su sesión de humillación suave y hayan obtenido sus tres orgasmos cada una, le manden a la garita de control a aquella puta tan sumisa. Araceli esta vez no tiene la regla, lástima, le encantaría que aquella golfa tan guarra, tuviera el honor de tragarse sus restos menstruales.
La esclava, ya casi al final de la sesión, se tumba boca arriba en el suelo (sobre una colchoneta). Las compañeras se van turnando para ponerse en cuclillas sobre su cara y aplastarle bien fuerte el chocho en su nariz y boca. Se corren soltando unos buenos squirts. La pelirroja se lo bebe todo y se relame. Esta no pierde el tiempo y también se masturba llegando a un orgasmo tan intenso y salvaje , que llega a decir un “Poneos unos arneses con buenas pollas y folladme duro, sin piedad, como a una zorra de veinte pavos”.
Esta sugerencia le dio una idea a la morena de pelo encaracolado, que es la mandamás del grupo.
Las chicas cogieron de un armario unos arneses y les colocaron las pollas de látex más grandes y gordas que encontraron en los cajones. Se dirigieron a la esclava y la mandamás dijo:
--Vamos a practicar un buen sándwich con esta puta. La vamos a dejar bien saciada de polla… por lo menos por un día. Mañana habrá que volver a follarla duro. Es una perra que demanda mucho sexo.
La rubia se tumba en el suelo. La esclava se sube a ella y se incrusta en el coño la polla de la compañera. La Ama se acerca por detrás y le endosa, por el culo, en cinco estocadas (sin vaselina ni saliva), todo el pollón que se había colocado en el arnés.
--Rocío, métele tu polla en la boca a esta furcia, para que no chille tanto, que es muy escandalosa y exagerada esta puerca –le sugiere la mandamás a la otra morena, la de pelo lacio.
Se trajinan en esta pose a su pelirroja sometida durante veinte minutos. Después la esclava se da la vuelta, se clava esta vez en el culo la polla de la rubia mientras la Ama le zumba fuerte el chumino. La morena de pelo lacio, siguiendo las indicaciones de la mandamás, le practica un buen Garganta Profunda a la dominada.
Se pasan, en esta pose, otros veinte minutos follándose a esta guarra sometida. La pelirroja enlaza orgasmo con orgasmo, llegó a alcanzar siete orgasmos seguidos. Fue un récord para ella.
Las compañeras se pusieron tan cachondas que volvieron a la pose del inicio: la esclava tumbada en el suelo y ellas, turnándose a la hora de aplastar sus respectivos chochos en la cara de la pelirroja, buscando un segundo y tercer orgasmo.
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