Enseñando filosofía a una cosplayer y a un drag queen (1ª parte)
Por El Manso Embravecido
Enviado el 07/04/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Thiago lleva tres meses sustituyendo al profesor titular de la asignatura Historia de la Filosofía, en una universidad para adultos. El primer día que llegó al centro intuía que muchos alumnos no iba a tener, pero tampoco esperaba encontrar el panorama tan desolador que encontró en clase: dos alumnos solamente, una chica cosplayer y un chico drag queen.
Alba, que así se llama la alumna, lleva una estética de algún personaje femenino de anime o manga japonés (peluca blanca, blusa del mismo color, corbata azul, falda corta roja, pantis blancos y zapato de plataforma color dorado). Gael, que así se llama el alumno, lleva una blusa color negro, una minifalda plisada a cuadros, unas medias color carne y unas botas altas con plataforma. De rostro se parece mucho a Boy George de joven, incluso lleva sombrero.
Por fin acabaron con la etapa de la filosofía medieval y escolástica de pensadores como San Agustín o Tomás de Aquino, que no son del agrado ni del profesor ni de los dos alumnos. Hace unas semanas comenzaron con los filósofos materialistas, como Jean Meslier, Barón de Holbach, Diderot, Karl Marx, Friedrich Nietzsche, y un largo etcétera, que son más del agrado de Thiago, Alba y Gael.
Thiago les encargó traer un trabajo de unas 1000 palabras, exponiendo su parecer sobre Dios.
--A ver, Gael. Sal al encerado y léenos tu trabajo –dice Thiago, con cierta ansiedad por observar el modelito que lleva el drag queen.
--Al trabajo le puse por título “Dios, ese talismán para supersticiosos” –comenta Gael.
--Muy bien. Me parece un título de categoría. Comencemos.
“Soy ateo, no creo en ninguna forma de deidad. Aunque sería muy cómodo el crearme a un dios o diosa a mi imagen y semejanza. Los teístas conservadores se crean un dios misógino, clasista, xenófobo y homófobo. Los teístas progresistas se construyen una deidad antitaurina, vegana, omnibenevolente (aunque los terremotos, maremotos, virus, tumores, etc., se lleven la vida de muchas personas justas a temprana edad), y por supuesto, un dios feminista, obrerista y simpatizante del movimiento LGTB”.
--Muy buen comienzo, Gael. Tu voz sensual también ayuda a escuchar la exposición sin perder el hilo –dice el maestro, que no disimula algunos tocamientos en su entrepierna.
El maestro es de mediana edad y no muy alto. Es atractivo sin ser un Adonis. Hoy va con ropa sport (camiseta roja, pantalón vaquero y zapatos de piel color marrón).
Alba no se corta ni un pelo y pregunta al profesor:
--Profe, ¿puedo masturbarme por encima de la ropa mientras Gael, con su morbosa voz, continúa leyendo?
--Por supuesto, cariño. Tampoco yo tardaré mucho en hacer lo mismo --contesta el maestro--. Continúa instruyéndonos, Gael.
“Los deístas (personas que creen en una deidad que creó el universo pero que no interviene en su desarrollo ni se manifiesta a la Humanidad), se cuentan con los dedos de las manos, por lo tanto, no merece la pena dedicarles ni una línea. Los teístas, por el contrario, creen en un dios revelado, que interviene en el universo y en los asuntos humanos”.
“Esto es una reflexión personal y no pretenderán que me muerda la lengua para no ofender a los creyentes. El título del artículo no lleva a engaño a nadie. Al que no le guste que le contradigan en sus prejuicios le aconsejo que deje de leer. La censura y mucho menos la autocensura, no van conmigo”.
--Exactamente. Mientras los religiosos se permitan el lujo de ofender nuestros sentimientos ideológicos, nosotros tendremos el deber de ofender sus sentimientos religiosos. Las reglas de juego deben ser igual para todos. Perdona la interrupción. Sigue, Gael.
“El creyente desde la desfachatez que le proporciona la osadía que le insufla su ignorancia me suelta: “Alguien tuvo que haber hecho todo esto. Las cosas no se hacen solas”. “Todo efecto tiene su causa”. Pero cuando les preguntas por la causa que provocó el efecto llamado Dios, te dicen que Dios es su propia causa, la causa incausada. Es eterno e increado. Omnipotente, omnisciente, omnipresente… y por supuesto, omnibenevolente. También es inmaterial, aespacial y atemporal. Y se quedan tan panchos”.
“Cuando les preguntas por qué no puede la energía, la materia, el cosmos, etc., ser eternos e increados, ser la causa incausada, te contestan que eso contradice a la Biblia. Entonces llegamos a un argumento circular: “Dios existe porque lo dice la Biblia. La Biblia es un libro sagrado porque fue inspirado por Dios””.
Thiago observa a Alba. Esta tiene la minifalda remangada y se frota el higo con intensidad a través de la tela de las bragas. Estas están empapadas en sus jugos. Thiago también observa a Gael. El drag queen tiene unos buenos jamones y una cintura bien esculpida. El maestro se saca la polla de la bragueta, toda dura, y se la pela disfrutando con la imagen de golfas lujuriosas de sus dos alumnas. A continuación dice:
--Alba, ¿por qué no te acercas y me haces una buena garganta profunda mientras Gael nos sigue deleitando con su oratoria y su sapiencia?
--Eso está hecho, maestro –le contesta Alba, que se aproxima al profe con el ansioso deseo de zamparse su butifarra.
Gael sigue leyendo:
“Las religiones reveladas, con sus dogmas, doctrinas, rituales y amuletos (llamados reliquias), pueden causar un efecto placebo en algunos cerebros poco formados. Psicológicamente habrá gente que se conforme y se reconforte con los crece-pelos sofísticos de sus chamanes, gurús o sacerdotes. Yo no me conformo”.
--Haces bien en no conformarte, mi querido Gael –comenta el maestro--. Por cierto, ¿por qué no nos enseñas lo que escondes entre esas braguitas de encaje? Tanto Alba como yo estamos deseando verlo.
Gael se medio desnudó, dejándose puesto solo el sujetador, los ligueros, las medias y las botas. Alba aprovechó para hacer lo mismo y quedarse con las mismas prendas que su compañero. El maestro se despelotó completamente.
Thiago se acomplejó un poco al comprobar que una de sus chicas posee una verga más gorda y larga que la suya. Se supone que el macho alfa es el maestro. Este propuso:
--¿Qué tal si hacemos un castillo de tres pisos? Yo recostado en mi asiento, Gael sobre mí dándome la espalda y clavándose mi rabo en su trasero y tú, Alba, sobre Gael, dándole la espalda también y clavándotela en el coño o en el culo.
--Yo, viendo la diferencia de tamaño entre tu polla y la de Gael, prefiero que sea este el que se recueste en el asiento y te la clave a ti, y tú, colocado en medio, me la empurras a mí –asevera Alba.
--Como tu digas, mi querida Alba. Por ti haré ese sacrificio. Que Gael me cornee a mí en lugar de a una chica tan atractiva y elegante como a ti, es lo mínimo que uno debe hacer por una dama –comenta Thiago y continúa--. Pues pongámonos manos a la obra y construyamos ese edificio tan morboso.
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