Mi mujer en la lavadora - continuación a
Por ambis
Enviado el 07/04/2025, clasificado en Adultos / eróticos
1812 visitas
“Mi mujer en la lavadora”- continuación a "Olga, la amiga de mi mujer"
Era sábado a primera hora. Todavía medio dormido daba vueltas a mi café en la cocina, pensando en sueños en Olga, y el encontronazo que tuvimos días antes. Estaba cada vez más obsesionado, y no podía quitarme de mi mente las imágenes de su cuerpo, de sus pechos, de su boca, de su pícara a la vez que radiante expresión.
Helen, mi mujer, estaba agachada con media cabeza en la lavadora, desatascando algún hilacho que pudiera haberse enganchado-eso pensaba yo. Iba con el camisón medio desgastado, con el tejido muy fino, y que le quedaba realmente corto.
-Parece que esta cosa pegajosa no termina de quitarse - decía mientras empezaba a moverse con más velocidad.- ¿Puedes pasarme el estropajo cariño?
Me levanté a socorrer a mi mujer, con un deseo que estaba creciendo en mi interior ante el movimiento y contoneo de su culo:
-Toma cariño, ¿necesitas que te ayude en algo?
-No cielo, voy a limar estos restos y creo que podré quitarlos, siéntate y disfruta de tu café.
Con toda la cabeza metida en el tambor, Helen se estaba batiendo el cobre intentando eliminar la sustancia. Conforme iba ganando en presión su aplicación, su culo se contoneaba de un lado a otro, así como su camisón subía y subía.
No recordaba exactamente cuándo fue la última vez que me había excitado tanto viendo a mi mujer, y mi fino pantalón de pijama empezaba a notar le erección monumental que estaba produciéndose. El ver su culo en pompa en posición de perrito medio ataviado por ese camisón viejo, contoneándose de lado a lado estaba poniéndome muy cachondo, y muy cerdo de mi, pensaba en Olga y que ese era su bello trasero presto a ser devorado por detrás.
Empecé a acariciarme la polla viendo tal panorama, aliñado con mis obscenos deseos con la amiga de mi mujer, mientras el doggy continuaba de lado a lado, y dentro y fuera del tambor. En mi mente calenturienta ya le habría pasado por ambas nalgas mis manos deseosas, y bajándole sutilmente sus braguitas había empezado a lamer su raja desde atrás. El miembro erecto me salío por la abertura de la bragueta, y ya lo pajeaba libremente, mientras Helen seguía a lo suyo, ajena completamente a mi oscura fantasía, llena de más morbo aún, sabiendo que mi mujer nunca me consintió metérsela desde atrás. Lo consideraba una postura inmoral.
Me imaginé clavando mi tiesa polla por atrás del culo de Olga, haciendo que ella se estremeciera y empezara a gemir, y culmináramos tan ansiado doggy.
-Cariño ya estoy casi apunto, me está costando, pero quedan pocos restos.- dijo mientras mis manos se posaron en sus glúteos, dejando de seguido caer mi polla erecta, rozándola por su culo.
-Yo estoy apunto también - por poco la cago y digo Olga, lo que hubiera supuesto un grave problema.
-¡Por Dios amor mío!, ¡¡cómo estás!!!-mi mujer incrédula ante tal inesperada erección.- Eres un auténtico guarro, pero me gusta que te pongas así conmigo- decía mientras me agarraba el falo.
Justo cuando se puso de pie y fue a besarme sonó su móvil que había dejado en la otra habitación, soltando de súbito mi polla y yendo presta a atender la llamada.
-¿Sí? ,… Hola Olga, dime...
No me lo podía creer, la mujer que acaba de interrumpir una más que prometedora follada con mi esposa, era la misma que estaba rondando mi cabeza desde hace días.
Unos minutos después entró mi mujer:
-Cariño, mi amiga Olga viene para acá, siento que tengamos que posponer lo que teníamos entre manos, pero necesita que le hagamos un favor, ya que tiene su coche en el taller.
-Vale cielo, no hay problema.
Y con una erección de mil demonios, totalmente resignado me fui a la ducha a calmarme un poco.
-continuará-
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales