RETRATO IMPRESIONISTA 4.0
Por Eunoia
Enviado el 20/03/2025, clasificado en Amor / Románticos
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RETRATO IMPRESIONISTA 4.0 (*)
La tarde era desagradable, fría y gris. En la otra acera, pasado el parque, yo veía los finos trazos de agua, oblicuos, continuos, cantarines, salpicando las aceras brillantes, las hojas de los árboles, brillantes, las paredes del edificio de la biblioteca, brillantes, y los paraguas goteantes con sus telas impermeables brillando también bajo el fulgor de la escasa luz que se filtraba entre la densa capa de nubes.
Martina estaba leyendo una novela de Patricia Highsmith tumbada sobre mis piernas, mientras yo escuchaba a Lou Reed desgranando sus letras de inmortal poeta underground. La luz de la lamparilla iluminaba el rostro de Martina y el marco de tinta y papel del libro. Me asaltó un cosquilleo interior bien conocido para mí. Martina estaba encantadoramente atractiva. Sus labios apretados por la tensión de la lectura, sus ojos que se movían rápidos, renglón a renglón, saltando líneas y párrafos, discurriendo por las páginas que volteaba con sus dedos sensibles, cálidos... tiernos cuando acarician.
En ese momento, levantó la mirada y me observó durante unos segundos sin decir nada, dejando la novela boca abajo sobre su pecho, aquellos dos senos grandes y turgentes tan sensitivos, planetarias circunferencias que adquirían vida propia bajo las yemas de mis dedos en sus cúspides variables...
Me sonrió y sus ojos gatunos se entornaron un instante que no se podía medir.
«¿Qué?»—La palabra salió de sus labios como el aleteo de una mariposa o como en el nacimiento de un río el surco líquido brota de repente en un hilillo inexplicable...¡mágico!—. «¿Qué me miras?»
Yo le devolví la mirada con otra sonrisa. Me sentía en un espacio íntimo, acogedor, entrañable, mío, mío y suyo; nuestro. Ahora, las mariposas aleteaban en mi pecho y bajaban por mi cuerpo, hasta llegar a la carne de mi vientre.
«Te amo» —le dije casi en un susurro, y suspiré el susurro como una gatita mimosa.
Martina convirtió su sonrisa en una preciosa cueva de blanco marfil y brillo labial, antes de volver a su lectura.
Cogí sus pies y le quité los calcetines de lana fina y colores llamativos. Me agaché y besé el empeine y los dedos largos y delicados, para acariciarlos y apretarlos suavemente entre mis propios dedos.
Cuando masajeo los pies de Martina siento un placer comparable al de ella misma; tales son las sensaciones que despierta en mí tocar, apretar, deslizar las yemas de los dedos y su suave textura sedosa. Notar los huesecillos entre mis dedos, el dibujo de la planta de sus pies, los volúmenes, valles y lomas, me hacen sentir un placer interior, que me provoca un estado de excitación que necesita ser aplacado con la continuidad de las caricias más allá, en el redescubrimiento del cuerpo, en toda su extensión, abriendo todos los resortes, explorando todos los lugares secretos, escuchando todas las notas en la escala de los gemidos... el ronroneo de Martina...
Mientras la acaricio veo sus ojos entornados, escucho su respiración profunda y larga. El libro cae desde su abdomen al suelo. Toda ella está laxa y lánguida; los labios muestran el deleite de lo inexplicable. Vuelvo a besar cada dedito, y los empeines, los tendones, las venas marcadas bajo la piel pálida...
Martina abre los ojos, acaricia mi cabello y me dice:
«¿Vamos a la cama, Lali?»
Las dos nos levantamos y cogidas de las manos nos dirigimos a la habitación, como tantas tardes.
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(*)Publicado de la misma serie y personajes:
RETRATO IMPRESIONISTA 1.0
Varios / otros
18/03/2025
RETRATO IMPRESIONISTA 3.0
Varios / otros
18/03/2025
RETRATO IMPRESIONISTA 2.0
CUENTOS BREVES (del manual de la masturbación) (22)
Adultos / eróticos. Pendiente aprobación
18/03/2025
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