SIN DISTANCIA
Lo que no puede hacer la distancia es impedir que se produzca lo extraordinario, el cruce en el pensamiento y la chispa de la consciencia, se dijo él. Es así como te siento, dijo su voz interior, la misma que nos dicta las palabras que se plasman negro sobre blanco desde nuestro yo profundo, ese que sólo ven pocas personas...a veces una sola. Esa eres tú, se dijo y una sonrisa afloró a sus labios espontánea y fresca, libre como las crines de un alazán al viento. Lo pensó y se dijo: ese alazán eres tú.
Recordó su foto primera, la taza de café, el fondo violeta, su mirada tierna y con un cierto tono de desafío, su forma de vestir, sus cabellos, sus ojos, la linea de sus labios.
La sonrisa se convirtió en risa suave que iluminó la estancia, en la cual apenas había ya luz del día bajo las nubes espesas inusuales en el Mediterráneo. Recordó: "convierte la oscuridad en luz", "viento que despeja las sombras"... Eso es el corazón sin cerrojos, se dijo: es la forma en que te siento. Vio que cada palabra expresaba lo que ella escribió y que también él pensaba.
En algunos momentos en que el agotamiento nos agarrota el espíritu y la soledad del alma aplasta al cuerpo, pesa la distancia. Es entonces cuando ella te saluda, alegre, luminosa y, como dice ella, la sonrisa aflora y sabes que es lo que te devuelve la energía perdida, te sientes "reflejo en los ojos del otro", y con eso basta para que te renueves, como la primavera hace renacer toda la naturaleza apagada e inerte. Y la sientes y te sientes... sin distancia.
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