La misma sintonía

Siempre supe que el amor no es cuestión de coincidencias, sino de sincronías. A veces, nos aferramos a historias que nos desgarran, a promesas que nunca llegan a cumplirse, a la idea de que si amamos lo suficiente, todo encajará. Pero el amor verdadero no se trata de forzar piezas que no coinciden, sino de encontrar a alguien cuya esencia baile al ritmo de la nuestra.

Hoy, sonrío con sinceridad al decirte que me alegra que hayas encontrado a alguien que esté en sintonía contigo. Que no tengas que explicar quién eres porque esa persona ya lo comprende con solo mirarte. Que las palabras sobren porque los silencios entre ustedes son cómodos. Que los momentos compartidos sean una suma de complicidades, no una lucha por ser comprendidos.

No fue fácil aceptar que nuestra historia no era la que debía escribirse hasta el final. Hubo noches en las que me pregunté qué hice mal, qué pudo haber sido distinto. Pero hoy entiendo que el amor no es un juego de méritos, sino de afinidades. Y aunque duela, aunque la nostalgia a veces se cuele en mis pensamientos, sé que el universo nos llevó por caminos diferentes porque había alguien esperando encontrarnos en el destino correcto.

Así que hoy no hay rencor, ni tristeza, solo la certeza de que cada uno de nosotros merece un amor que fluya sin resistencia. Me alegra que lo hayas encontrado. Y en mi caso, he comprendido que el amor más importante es el que nace dentro de uno mismo. He dejado de esperar a que alguien me complete y he comenzado a disfrutar mi propia compañía, a enamorarme de mis imperfecciones y mis fortalezas. Porque al final, la mejor historia de amor es la que escribimos con nosotros mismos.