SESIÓN COMPLETA -parte uno-

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
1247 visitas

Marcar como relato favorito

SESIÓN COMPLETA

—parte uno—

 

Tal y como me había indicado Pilar, me había depilado el vello púbico para la ocasión. Desde el ombligo hasta el escroto no quedaba pelillo alguno, con lo cual mis huevos y mi bajo vientre estaban tan finos como mis orejas, con una palidez que yo mismo desconocía.

Aun bajo el bóxer —negro, como me había prescrito para la sesión de hoy— el olor de la crema corporal suavizante y el brillo del aloe vera llenaba el salón.

Bien, me dijo Pilar sentada en el butacón azul con reposabrazos. Yo estaba de pie frente a ella. A su lado, en el butacón gemelo estaba sentado Fernando. Los tres compartíamos piso. Fernando era homosexual y mantenía una relación con un holandés llamado Bernard, que estaba en su país de origen desde mayo; Pilar y yo manteníamos una relación de amistad sexual, y no teníamos pareja y ninguna norma explícita; lo cierto es que tampoco teníamos relaciones sexuales con otras personas, ya que nuestras travesuras y juegos nos resultaban tan placenteros que las hacían innecesarias.

Tras una de nuestras largas conversaciones hasta la medianoche, y después de la plática del viernes, con música de Ry?ichi Sakamoto de fondo, acordamos experimentar una diversión que a los tres nos parecía excitante. Fernando que nos iba a acompañar en una fantasía: iba a participar como voyeur de nuestro juego. Algo que Pilar y yo nunca habíamos hecho con nadie.

La idea de tener espectadores de nuestras diversiones lujuriosas estimulaba nuestra libido y desataba una chispeante corriente de pulsiones excitativas; podríamos abrir la puerta al goce de nuestra parte exhibicionista. Por la mañana, Pilar me confesó que ya antes de empezar, pensando en los pormenores, sólo figurándose la situación ya estaba mojadísima y cachonda; exactamente eso me ocurría a mí.

Frente a los dos, atrapado bajo el bóxer, mi sexo estaba duro y erecto. Pilar llevaba unas prendas eróticas de color negro y estaba hermosa y pletórica. Sus pezones salían por en medio del apretado sujetador, por unos orificios que hacían que resaltaran con su delicado color rosado. Dominados por la excitación de la situación, estaban erectos; en la parte de abajo del uniforme de madame, entre los muslos de la ajustada malla de cuero negro había otra abertura larga y ancha por la cual asomaba su vello púbico rubio. Fernando llevaba su habitual batín corto de estar por casa y permanecía atento, con las piernas cruzadas y un brazo displicente sobre el brazo del cómodo butacón.

Bien, repitió Pilar con voz que simulaba una orden: Ahora, bájate el bóxer hasta que veamos tu polla..., pero únicamente el capullo. Yo tiré del elástico y la picha, liberada, quedó verticalmente salida, dejé que la previa dejara al descubierto solamente el glande colorado, con su piel suave hinchada por la erección, justo era visible hasta la corona violácea, con su pliegue como un labio circular.

Acércate, ordenó Pilar, observando mi órgano sexual, sólo con una tercera parte visible. Me quedé a tres palmos de ella. Pilar puso un dedo sobre la boca del glande que estaba mojada. Ves esa gota en el agujero. Yo asentí. Pilar apretó el capullo que dejó escapar otra gota, la recogió en la yema del dedo y me la puso en los labios. Chúpala, ordenó. Yo lamí el insípido fluido. De inmediato noté que subía más flujo brillante por el meato. Fue cuando ella, con cara de satisfacción tomó el móvil e hizo algunas fotos del capullo en primer plano. Yo noté cómo fluía la humedad que subía por mi falo tieso. Bájatelo todo, pidió. Así que con una reconfortante sumisión me saqué la prenda.

La polla quedó tiesa en el aire. Pilar volvió a tomar fotos. Cógela, dijo..., con una mano; la otra en los cojones, apriétalos y súbelos hacia arriba, abre las piernas; quiero que se vean bien los huevos. Hice lo que pedía. Ella seguía haciendo instantáneas con la cámara del smartphone.

La escena había conseguido subir de tono sexual a nuestro compañero de piso..., como esperábamos. Fernando se removió en el asiento, entreabriendo su batín y ambos pudimos observar un buen mandoble, ancho y grueso entre el profuso matojo de pelo de su pubis. Se había puesto a cien...conmigo. Pilar miró a Fernando y le preguntó si quería que le fotografiara también. Él asintió y ella se acercó agachándose para hacer una foto del gigantesco pito tieso. Es enorme, dijo Pilar riéndose estruendosamente. ¿Puedo ..., tocarla? Fernando se rascó la cabeza y dijo que sí. Pilar la agarró con las dos manos. ¡Que dura, Fernando! Me gustaría que me la metieses...¿te importaría..?

Yo me quedé paralizado. Eso no entraba en el guión. No me importaba, solamente me sorprendía el giro de los acontecimientos. En realidad... incluso me resultaba muy excitante la idea de ver cómo Pilar se follaba la tranca de Fernando.

Pilar se dio la vuelta y abriendo las piernas se colocó de espaldas a él. Le cogió la gran polla y se la introdujo hasta el final. Se sentó sobre sus muslos y comenzó a metérsela y sacarla. Su chocho debía estar muy mojado, hecho aguas, porque se escuchaba el sonido de succión de la vagina. Se quedó sentada un instante, mirándome, con la verga dentro, haciendo movimientos circulares. El rictus del rostro revelaba la tensión sexual: la boca entreabierta, los labios brillantes, los ojos cerrados, la respiración agitada. Pilar estaba alcanzando el clímax. Por su parte, Fernando mostraba una faz indiferente. Pilar, siguió con movimientos ondulatorios. Sin duda el grueso falo de Fernando, incrustado en el hueco vaginal debía proporcionarle una placentera satisfacción clitoríde con la fricción. Pilar tenía un clítoris saliente, grande como una uva. Continúo hasta que emitió un fuerte ahhhhhgggg y con las manos sujetando los muslos se deshizo en un fuerte orgasmo.

Yo estaba ardiente de deseo y experimenté una extraña sensación de envidia de Fernando, aunque éste no mostró ningún síntoma de disfrute sexual por la cópula con Pilar. Cuando ella se levantó, Fernando tenía la pija ligeramente flácida; evidentemente, no era lo suyo... aparte del juego en que participaba.

 

                                        CUENTOS BREVES
                (del manual de la masturbación)
                                                                (20)


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed