A Sandra le gusta violento - Parte 2

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Yo supongo, que todos y todas que hemos tenido o tienen varios amantes, ya sea por estar solteros y tener “ganado” o ser casados y tener directamente amantes, les clasificamos, según nuestro gusto y feeling con esa persona.

Yo, de mis muchas amantes, tenía una “reina”, un par de “princesas”, y un par de “destacadas”, cuyos títulos sólo ejemplifican el lugar de privilegio y preferencia que tenía para con ellas.

Sandra era la Reina. No había ninguna como ella, caliente, rica, ganosa siempre, y además vivía sola, lo que facilitaba mucho las cosas, nos encontrábamos recurrentemente en su departamento, donde siempre me esperaba o desnuda, o semi desnuda, incluso alguna vez, ya había comenzado a tocarse mientras me esperaba, caliente debido a la charla previa al encuentro.

Yo era el hombre más afortunado del mundo. Tenía una amante exquisita, soltera, que vivía sola, multiorgásmica, que adoraba mi verga y era muy muy caliente y ganosa. Yo sabía que no era el único con el que tiraba ella, pero no me importaba, al contrario, le pedía me contara de los otros, y siempre insistí en que nos juntara a todos y le diéramos en conjunto, ella acababa de sólo pensar en esa opción, pero nunca se dio. Era además una amante, que disfrutaba su lugar de amante, le gustaba ser la otra, le encantaba saber, que luego de follármela a ella, yo llegaba a casa a follarme a mi esposa. Me pedía que pensará en ella mientras me follaba a mí esposa, cosa que alguna que otra vez hice y luego le conté.

Era increíble mi vida sexual con ella, hasta que un día me dice:

Sandra: ya tenemos la suficiente confianza, como para pedirte que me cumplas mi mayor fantasía.

YO: dime, yo te la cumplo con gusto

Sandra: no te lo había dicho, porque es algo raro, fuerte, y necesitaba la suficiente confianza contigo para poder pedírtelo y hacerlo. Quiero que me pegues.

YO: Pero si ya te cacheteo, escupo e insulto...ya lo hago

Sandra: no, quiero más…quiero qué durante el sexo, me golpees de verdad, quiero combos, patadas, ser arrastrada y que abuses de mí. Sólo no me la metas por el culo (para eso teníamos un acuerdo, que nunca pudimos hacer, así que nunca le hice anal). Quiero esto:

Y me muestra un video, donde a la chica le pegaban combos en la cara y el cuerpo, la tiraban al piso y la pateaban, la escupían, la meaban, la arrastraban tirándola del pelo, le follaban muy duramente la boca, la zorra y el culo…y la violentaban de forma repetida entre varios hombres.

Sandra: Todo esto, menos el anal, quiero que tú me lo hagas a mí. Quiero que me golpees de verdad.

Quedé helado ante tal pedido, nunca había hecho algo así, y aún para mí, que me considero muy morboso, era demasiado. Cachetadas, escupes, insultos, tirones de pelo, un poco de fuerza bruta en ciertas ocasiones, era rico, era caliente. Pero combos? Patadas? Arrastrarla del pelo? Excedía mis límites.

Lo conversamos durante varios días, especificando que era lo que quería, como, donde, con que fuerza, todo tipo de detalles para saber exactamente que quería, y, si es lo iba a hacer, no quedarme corto, ni pasarme tampoco, esto último en este tipo de cosas, puede ser peligroso.

Le dije que para ella – que era mi reina – lo haría todo, pero no sabía si eso podía hacerlo. Me imaginaba, que, con alcohol en el cuerpo, y muy caliente, quizás podría hacerlo. Pero en ese momento, yo era casado, la opción de salir juntos, y llegar borrachos a su departamento a hacer eso, era imposible. Nosotros nos juntábamos luego de salir de la oficina, o los fines de semana, antes de irme donde mis amigos, pasaba a darle un rapidín. Pero la opción de pasar alguna noche juntos, con alcohol, no era viable.

Pasaron los meses, y yo me separé. Debía hacer un viaje y volviendo recibiría el departamento donde comenzaría a vivir. Pero antes del viaje, necesitaba alojamiento durante un fin de semana, Sandra, gustosa, me recibió.

Llego el viernes a su departamento, y me cuenta que tiene un asado con unos amigos, y me invitó. Antes de salir, me lo chupo bien chupado, pero no acabé, ya que nos tuvimos que ir, así que me fui muy caliente. Nos fuimos al asado, tomamos, compartimos, nos calentábamos con lo que haríamos al llegar a la casa… nos decíamos al oído que tanto me la chuparía, como me la follaría, de las ganas que tenía de cachetearla, cosas así de como tirábamos normalmente. En el carrete había una mina, que le empezó a coquetear a Sandra, y ella jugueteo harto con esta chica, bailaron, se acercaron, aunque no llegó a más, propusieron hacer un trío en las semanas posteriores. Aunque finalmente esto no llego a nada, sirvió para calentar el ambiente de la noche.

Cerca de las 3 am, decidimos irnos, principalmente, porque ya no soportábamos la calentura. Mientras ella manejaba, yo la iba manoseando, y ya en el ascensor del edificio, la venía cacheteando, a pesar de que ella me decía que no lo hiciera, que nos verían por las cámaras. Intenté que me la chupará en el ascensor, pero a eso si se rehusó. Al entrar al departamento, la tomo del cuello y la empujo hacía atrás, cerrando con su propio cuerpo la puerta del depa, ella gimió, una mezcla de asombro y excitación, y le dije con voz muy dominante: “si te quiero cachetear, lo hago, si te pido que me la chupes, lo haces, no quiero volver a escuchar un no de tu puta boca, eres mi juguete y haces lo que yo quiera…entendiste puta?” sólo pudo decir “ajam” en señal de aprobación.

En ese momento algo se encendió dentro de mí. Y sin mediar palabra alguna, comenzamos a cumplir su fantasía más grande.

Continua en la parte 3 y final.


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