EL 69 DE LAS PRIMAS

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Ana acude a casa de su tía para estudiar con su prima Luisa, estudian la misma carrera universitaria. Su tía está ausente, se ha ido al cine con una amiga. Estudian durante un par de horas, interrumpiendo el estudio cada quince o veinte minutos, beben un refresco y conversan sobre chicos. Llega un momento el que se cansan de estudiar y Ana propone jugar a algo. Telefonea la madre de Luisa para decirle que volverá tarde a casa, se queda a cenar con su amiga por el centro de la ciudad. "¿A qué jugamos?", pregunta Luisa a su prima. " A algo emocionante, a la carta más alta, la que pierda paga una prenda", propone Ana. "Te advierto de que tengo buena suerte en el juego y que soy muy puñetera", le dice Luisa. "No me das miedo", replica Ana. Luisa coge un juego de cartas que tiene en un cajón del armario del salón, abre la caja y baraja las cartas. Le ofrece a Ana que dé un corte y las coloca en la mesa boca abajo. Ana coge la carta de arriba y le da la vuelta. Es un cuatro de espadas. A continuación, levanta Luisa la siguiente, es un seis de oros. "Te lo advertí", le recuerda Luisa. "Sólo hemos empezado", dice Ana. "Pero ya tienes que pagar una prenda", dice Luisa. "Tú decides", invita Ana. "Quiero que me cantes una canción, la que quieras". "No eres tan puñetera", le recrimina Ana. "Y lo soy, quiero que me cantes desnuda de cintura para arriba, con las tetas al aire".  "Sin problemas", acepta Ana. Se levanta de la silla, se quita la camiseta y el sucinto sujetador. Tiene unos senos bonitos, pequeños y redondos, rematados por unos pezones de tono claro. "Dan ganas de chuparte los pezones", le dice su prima. "Eso es otra prenda", le contravienen Ana y empieza a cantar desafinadamente. Luisa se tapa los oídos y le dice que no siga. Ana calla y se pone la camiseta. De nuevo levantan un par de cartas y otra vez pierde Ana. "Ahora quiero que me comas el coño", expresa Luisa. Ana la mira sorprendida, indecisa. "¿Eres bollera?", le pregunta. "No lo sé, tal vez me saques tú de dudas". Ana le pregunta en dónde se lo come, en el suelo, en el sofá o en la cama. "Aquí mismo, en el sofá", dice Luisa y se quita los zapatos, el pantalón y la braga, luego se tumba en el sofá, boca arriba.  Ana se coloca encima de ella, le separa las piernas y le mete en la cabeza entre ellas. Chupa lentamente el clítoris y luego mete toda la lengua en su vagina, moviéndola con rápidos lengüetazos. Luisa gime de placer; muy excitada, levanta la falda de Ana sobre su espalda, le baja las bragas, se chupa un dedo y luego se lo mete por el ano. La madre de Luisa llega a casa, la cena se ha frustrado porque su amiga ha tenido que ir al hospital en donde trabaja, reclamada en urgencias. Entra en el salón, sigilosa, a tiempo de ver a su hija meter el dedo en el culo de Ana y luego chupárselo. Las dos jóvenes se percatan de la presencia de la mujer y detienen su actividad. "Seguid, no os cortéis, a la prima se le arrima y a la prima hermana con más gana", les dice y se marcha. Las chicas se levantan del sofá, se visten y acuden al salón, en donde la madre de Luisa trata de leer un libro. Al presentarse las jóvenes deja el libro en la mesita y espera una explicación. "Sólo jugábamos", explica Luisa. "No somos pareja", añade Ana. "No importa, pero se me ocurre una pregunta, Luisa, ¿a qué sabe el culo de Ana?". Se miran las primas sorprendidas, no esperaban ese tipo de pregunta. "En realidad no sabe a nada", dice Luisa. 


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