LAS FLORES DEL AMANECER

            LAS FLORES DEL AMANECER 

   Las aceras de un gris uniforme se han visto salpicadas de las efímeras e incipientes flores, caídas de las ramas rejuvenecidas de los arboles y los arbustos, coronados de besos de todas las tonalidades del rojo de la pasión, desde el tímido rosa infantil al intenso carmesí que electriza los sentidos y despierta los deseos carnales, liberados al fin de los grilletes torvos del invierno.

La mirada tierna de tus ojos cansados ha reparado en ellas, y bajo el impacto de la belleza de la madre naturaleza he vuelto a tu memoria en esta mañana de primavera castellana, y se ha producido de nuevo el sutebtly milagro: la cálida comunión de los tres: tu ser profundo, el mío y la armonía con que disfrutamos juntos el efecto de nuestra vida secreta y la conjunción con la naturaleza, con todo lo existente, desde el brillante titilar de las estrellas al beso espumeante de las olas.

¿Has podido sentir el roce de mis labios en los suaves pétalos distanciados, el embeleso de los ojos cerrados, el trote ardiente de mi corazón, la respiración esperanzada, cuando he musitado tu nombre al acariciar las sedosas hojas entre mis codiciosos besos? Porque tú has venido hasta mí sin transformarte, siendo lo que eres, rocío de la mañana, delicado cristal estelar, acogedor abrazo e intensa e inquieta llama viva,

gracias, amiga.