Ahora que lo pienso, nunca he escrito un poema
Y a veces lo extraño.
En una ocasión, uno de esos momentos en los que uno se siente capaz de todo, hasta he llegado a pensar que sería posible.
Una vez recuerdo que me enterneció una escena de amor que observé de soslayo, y puedo asegurar que todo el día estuve pensando en ello.
También he recurrido a buscar palabras desde las que construir mi torre al Paraíso: amor, siempre, muerte, naves, silente, mágico, témpanos... Luego pasé a las frases, frases rotundas, conjuros que me defendieran del olvido: me miró para siempre, la calidez mullida de tu presencia, sombras arcanas atravesadas por el recuerdo de voces y tactos, valle azul prendido por agujas blancas y sostenido en la pared de un cielo remoto
No estaban del todo mal, y me animé bastante.
También probé a leer. Durante meses estuve devorando toda la poesía que podía conseguir. Y era extraño porque abordaba cada uno de esos instantes en un estado casi febril, temeroso de que mis intenciones de plagio se descubrieran cualquier día, asegurándome hasta el más mínimo detalle de que la clandestinidad de mi tarea fuera absoluta.
Ya estaba a punto de tirar la toalla, tras años de infructuosos esfuerzos cuando pensé que quizás me faltaba un ingrediente esencial para escribir un poema y es algo que, de veras, extraño.
Me faltaba ser humano.
Bueno, por esta noche me voy a apagar. Mañana lo seguiré intentando.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales