Los sentimientos no pueden desvanecerse de la misma forma en la que aparecieron. Tiene que quedar algún rincón, alguna habitación cerrada donde se encuentren escondidas todavía aquellas palabras, aquellas caricias, aquella ternura, aquella mirada, tú mirada...
No es posible que me sientas como a una más, que no te acuerdes de mí, que no seas tú... el mismo tú...
¿Cómo pudiste tocarme, desnudarme y besarme sin sentir nada? ¿cómo pudiste estar tan distante, tan frío, tan opuesto a como eras? parecías otro...
Llamaste a la puerta y te dejé entrar, ya sabes que te estaba esperando, sabes que mi puerta siempre estará abierta para ti...
Intenté hacerme recelosa, distante contigo, intenté hacerte creer que no me importabas, pero los dos sabemos que me conoces mas que sufiente para saber que no era así y tardaste muy poco en quitarme mi máscara y descubrime como soy, lo que siento, lo que sufro...
¿Cómo pudiste intentar consolarme? ¿cómo pudiste decirme todo aquello? Sabes de sobra que no estaré mejor, que no seré tu amiga, que no quiero salir, que no voy a encontrar a alguien mejor, no quiero a alguien mejor... no...
No deberías haberme rodeado con tus brazos, haberme besado en la frente, acariciarme la mano.
No deberías haber puesto tus labios sobre mi mejilla, sabías que te buscaría, que intentaría besarte...
...no deberías haberte dejado...
Me dejaste que siguiera, me dejaste pasar mis manos por tu pelo, me dejaste acercarte a ti, me dejaste tocarte, olerte, besarte, sentirte...
Pero algo no era igual. ¿Dónde estaba el cariño y la ternura? ¿Dónde estabas tú? ¿Dónde estaba yo?
Todo aquello se había convertido en necesidad, en deseo, puro deseo.
...no deberías haber seguido, pero seguiste...
Tus manos pasaron por debajo de mi camisa y me tocaron la piel. El escalofrío que sentí hizo que que me desesperara. Empezaste a moverte rápido y yo te seguí. No se porque nos desnudamos tan bruscamente pero así fué.
Nuestras bocas se abrían y cerraban mas de lo normal, los besos y los gestos desenfrenados, sin control, sin cuidado... Yo sentía una necesidad, un deseo animal que me superaba, tus manos desgarraban mi cuerpo en vez de acariciarlo, no me sentía, no te sentía, sentí tu cuerpo dentro de mí, pero a tí no te encontré, no quería buscarte, quería locura, sentía locura, éxtasis y una tremenda necesidad cada vez que me rozabas...
Y luego, cuando volvimos a la realidad, te miré, y por un instante, ví aquellos ojos que tanto me cautivaban, por un momento te ví... pero desapareciste.
¿Por qué te fuiste tan pronto? No me dejaste pensar. No quisiste dejarme hablar. No es posible que no quisieras escucharme...
Tan sólo 2 horas después de haber venido estaba en el mismo lugar, con el mismo libro en la mano y con la mirada perdida, como si lo que acababa de ocurrir sólo hubiese sido un sueño... me dejaste sin poder pensar.
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