Nada es permante. Se repetía mientras terminaba de empaquetar las cajas que contenían recuerdos. Es curioso como se pueden guardar esos años vividos, y no dejar más rastro de ellos. La propia palabra lo dice:mudanza. Mudas de lugar, de piel, no dejás trás de ti más que algún desconchón en la pared o los huecos vacíos donde había clavos. Dejar una casa desnuda, como si nadie hubiese pasado por allí, aunque esto solo es en apariencia. ¿Qué queda de nosotros en los lugares que hemos habitados?. En cierto modo todo lo que hemos vivido no puede desaparcer.. tantas experiencias..no pueden desvancerse. Te llevas algo contigo. Una huella imborrable de la cual no somos conscientes, pero el lugar en el que vivimos forjó en parte lo que somos ahora, y viceversa, nuestra esencia permanece en ese lugar al que después acudirán otros desconocidos que seguirá impregnándolo.
Un útimo vistazo antes de marchar,la última despedida con una mirada fugaz mientras se amontonan recuerdos en tu mente. Puede que no vuelvas nunca pero sin embargo, sabes que ya forma parte de ti, y sientes como esas paredes compañeras de tanto te echaran de menos.
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