Denunciar relato
Ninguna forma de vida, latente o activa, podía escuchar, imaginar, ni siquiera pensar aquello, porque ese sentimiento era silencio.
Cruzaba mi ser como la más pequeña mota de polvo, dejando atrás la estela de lo desconocido, para aproximarse al paréntesis de lo ya conocido. O quizás fuese al revés. No lo sé. Tampoco importaba. Allí donde el tiempo y el espacio son la paz, el sentimiento era un simple prodigio, un dardo quieto, que sin embargo, viajaba a gran velocidad.
Bajo el parpadeo de las estrellas y el brillo incesante de la luna, me dí cuenta de todo, el sentimiento era un universo acotado.
Un latido.
Y fue entonces cuando ese silencio, gritó conmigo el misterio de la espera...
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