Sucede a veces. Tengo un hombre encima y me coge rico, me besa y me estruja en sus brazos, dice que estoy deliciosa... y me hace gozar en mi cama. Pero no soy feliz. Nunca lo he sido. El fulano se llama: Federico y es vecino de una amiga. Balbina lo ama, creo yo. Total, solamente un revolcón y se lo dejo...
El tipo duerme... y mi alcoba huele a su semen. Yuvia, mi gatita blanca regresa de vagar por los tejados, y maulla y ronronea y se me restriega entre las pantorrillas. Salta a mis brazos y la llevo a la cocina y doyle sus croquetas. En mi reloj de pared son las 2 de la madrugada, casi.
Amanece y el macho se va ya... yo lo miro y tomo mi cafecito amargo. Federico besa mi hombro y su mano bajo mi bata beige, acaricia mi bosquecito. Dice que lo paso rico y le sonrío. Se chupa el dedo con sabor a mí. Toma de mi café un sorbo. Besa mi boca. Y me da la espalda. Mi gata le maulla y él la patea... Oigo la puerta y sé que se ha ido. Suena mi cel... en mi recamara... bajo de la cama... allí quedó anoche, cuando sonaba y era mi mamá desde el pueblo... pero Federico me jalaba y poníame a gatas y se me resbaló el teléfono mientras él me resbalaba su pinga a lo profundo...
Contesto...
-Hola Dulce... Soy yo...
Federico es, y dice que ya me extraña. Me asomo por mi ventana y él al pie de su auto.
Sonríome... y cuelgo.
Quizá sea él... ¿Y si no?... ¿Y si sí?...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales