Pedro en el día de la Virgen
Por Sergio de León
Enviado el 30/08/2013, clasificado en Infantiles / Juveniles
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Pedro, era un chico un poco revoltoso.
Le gustaba reírse con sus amigos y siempre encontraba una broma para cada situación.
Sus amigos reían con el pues a veces les dibujaba caricaturas de los mayores.
-Mira cómo tiene la nariz doña Pepa
Les dibujaba Pedro en un papel una nariz y una señora pequeñísima; y todos reían con él.
-Mira las orejas del alcalde. Decía Pedro con otro dibujo
Y así jugaban. Pero pedro era también un poco despistado. A veces por dibujar en la arena del río, se descuidaba de ir al colegio.
La maestra le regañó varias veces por ese descuido.
El día de la Virgen, estaba todo el pueblo esperando en la plaza a que abran la capilla y poder ofrecer flores a la imagen de María.
Las madres se contaban entre ellas cómo crecían los pequeños. Las abuelas se recordaban las fiestas de otros años. Los padres se juntaban a hablar de negocios y los niños se juntaban a jugar.
Pedro -otra vez- era el centro de atención. Hacía dibujos en las piedras con un trozo de carbón y todos se maravillaban en el parecido de sus personajes.
Tan distraído estaba que olvidó traer la flor para su ofrenda
Ya su mamá había entrado a la iglesia y sus amigos también
Pedro se quedó sólo en la plaza, y triste, pues no podía entrar sin su flor para la virgen.
Bajó la mirada y allí, al costado de la carretera, vio una florcilla blanca entre las piedras.
Tomó su cuadernillo y con mucho cuidado dibujó esa flor con el mismo trozo de carbón
Al entrar en la iglesia con su flor en el papel, todos vieron el regalo que hizo Pedro a la virgen.
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