Quisiera morar por siempre en tu aliento
y desde allí gritar
cuánto te amo;
desfigurarme en tu piel
balancearme en tus ramas
como una espiga que danza y se revitaliza
entre corrientes de aire.
No desfallecería jamás...
Te buscaría en lo alto de la colina
me deslizaría en tus rebosantes caídas de agua pura
manantial de fugas y brillos.
Seguiría caminando a lo largo y ancho del universo
hasta encontrarte naciendo en un cristal,
hablaría de ti con los colores del cielo
me escudaría en tu piel de silencio y aurora
y te llevaría al portal que he construido en mi pecho.
Bajaría de lo alto una pluma de oro, incienso y flores,
buscaría en el fondo del mar algunas piedras hechizadas por la lluvia,
colchones coralinos, plantas que se asemejen a la grandeza de Dios
para tenderlas sobre tu lecho de brisa y noche.
Una vez más, me despojaría de sueños.
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