La casa del espejo roto - El sótano (I)
Por J.M-Oliver
Enviado el 01/09/2013, clasificado en Terror / miedo
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- ¡Es la segunda vez que me ocurre! Afirmó Noelia mirando fijamente a los ojos de Marco.
- ¿Cómo? Le respondió devolviendo su mirada. La chispa seguía viva en su interior y lo sabía. Marcos temblaba cuando estaban juntos, pero ella siempre se encargaba de devolverlo a la realidad.
-¡Que es la segunda vez! La primera me ocurrió cuando pinté por primera vez las paredes de este sótano, y la verdad, que mi pié quedase atrapado en las rejas del desagüe con lo mal que lo pasé nunca creí que volviera a ocurrirme. Menos mal que tenía el móvil en el bolsillo y un poco de cobertura, de lo contrario pasarían días antes de que me rescataran.
-Comprar una casa vieja y alejada de la ciudad nunca me pareció buena idea. Además en vez de una reja esta arqueta del sótano parece una ventana. le respondió Marco con un cierto tono de reproche.
-Ya. Pero no me negarás que después de ocho meses de duro esfuerzo no ha quedado un hogar encantador
-Una trampa encantadora es lo que te ha quedado - bromeó.
Hablaban mientras Marco movía la palanca para hacer ceder los barrotes que aprisionaban el pié de Noelia.
-¡Tira ahora! Le conminó Marco, y ella con algo de esfuerzo pudo extraer el pié de entre los hierros.
-¡Uf! Menos mal. Mañana mismo mando tapar esa arqueta.
-¿Mañana? No me fio de ti, así que voy a hacerte el favor de poner algo encima para que no vuelvas a . meter la pata. Ella sonrió con una mueca mientras masajeaba el pié que había estado apresado.
Marco se fijó en que no se veía el fondo y ojeó alrededor por si había algo para tapar el enorme sumidero.
-Ahora se lo dirás a todas mis amistades y todos harán la misma broma fácil. ¿Eh? se lo dijo cambiando el tono burlón por otro mucho más serio.
-Ya sabes que de mí no va a salir nada. En boca cerrada no entran patas, digo moscas jeje Ella lanzó el puño cerrado hacia su hombro con la intención de que dejara de bromear y este lo esquivó por los pelos.
-¡Pero bueno! Desde que vives aquí te has vuelto de un insoportable si me tratas así no te rescataré la próxima vez.
- No habrá próxima vez. decía esto mientras se levantaba y probaba la movilidad de su pié. En unas semanas mi hermana se mudará aquí conmigo - no llegó a dar ni dos pasos cuando un dolor punzante la hizo perder el equilibrio y casi caer. Marco que estaba atento a los movimientos de Noelia la sujetó antes de que sus rodillas dieran contra el suelo.
-¡Ay! Tengo entumecido aún el pié.
-Salvada dos veces seguidas, eso creo que merece una cena ¿no crees? Por los viejos tiempos.
-¡No te pases! Que tu y yo hace tiempo que no nos tomamos ni una cerveza, ni nos la vamos a tomar. Le inquirió despectivamente.
-De verdad no entiendo tu actitud ni por qué me has llamado teniendo a tanta gente en la agenda de tu móvil. dijo frunciendo el ceño.
-No te lo vas a creer, pero unos no me cogían la llamada y el resto apagado o fuera de cobertura. En realidad te llamé el último porque me acordaba de tu número, no porque estuvieras en la agenda. Te borré hace tiempo. dijo despóticamente.
-Ahora entiendo porqué lo nuestro nunca funcionó mira que te has vuelto desagradable. Al menos podías haber mentido o - ella lo interrumpió levantando las manos y llevándosela a sus oídos en señal de que era suficiente. Una muestra de la forma que tenía Noelia de actuar y que a Marco lo desesperaba.
-¿Mentir yo? Eso no va conmigo. sus facciones habían cambiado e irradiaban enfado.
-Salgamos de aquí que no me apetece estar más tiempo en esta casa. Marco había cambiado el tono y el semblante sonriente por uno radicalmente distinto. La seriedad y la desilusión se le notaban al hablar.
-¿En la casa o conmigo? le preguntó con total frialdad, haciéndole frente altivamente.
Marco dio la callada por respuesta y se dispuso a subir por la escalera mientras ella elevaba el tono de su voz.
-¡Te he preguntado algo! ¡Haz el favor de contestarme! ella siempre exigía, nunca rogaba ni cuando estaba en el mayor de los apuros.
-¡Vete a la mierda! Le respondió airadamente mientras daba zancadas hacia arriba subiendo de tres en tres los escalones, casi corría para apartarse de ella. - ¡Ni un Gracias! Será desagradecida Tenía que haberse quedado ahí para siempre - murmuraba mientras salía por la puerta del sótano.
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