A las puertas del cielo.
Por Alma Gecé
Enviado el 03/09/2013, clasificado en Infantiles / Juveniles
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Será que Diego estaba acostumbrado a jugar con todas y cada una de las chicas que se le acercaban. Él mismo aseguraba que era "muy afortunado", pues nunca se había enamorado de ninguna de las jóvenes que le pretendían. Quizá para él, aquello suponía una suerte tremenda, pero a ojos de sus amigos, conocidos y demás, eso era la peor de las suertes. ¿Qué es una vida sin amor? Diego no sabía qué significaba la palabra "amar, o cuál era el verdadero cariño. Nunca había sentido nada diferente hacia nadie.
Pero entonces apareció ella. Clara era la típica chica que se considera "fea", pero no por querer captar la atención de los chicos insultándose a sí misma, sino porque realmente lo sentía así. Quizá fueron los comentarios que recibió durante toda su infancia los que le habían infundado aquel pensamiento. Tenía miedo del amor, de amar, de querer, de sentir algo por alguien. En el pasado, había sufrido mucho, y eso hacía que fuera una chica cerrada a conocer a jóvenes de su edad.
Pero el destino es muy caprichoso, y aquella tarde de marzo, decidió que los caminos de ambos se cruzaran allí, en aquel puente por el que los dos paseaban por las tardes de camino a casa, tras una larga mañana de estudio en sus respectivos institutos. Ninguno ogró saber qué pasó exactamente en aquel instante, pero sus miradas se cruzaron, y no se separaron nunca.
Él era feliz con ella, y ella se dejaba querer. Diego empezó a sentir cosas que nunca antes había sentido, y aunque trató evitarlo, pudo comprobar que los sentimientos fluyen como ríos que se desbordan tras una tormenta, incontrolables. Ella perdió su miedo, y aprendió a volar de su mano, aprendió a sentirse libre, y salió a flote con el cariño que él le aportaba cada día. Se veían siempre, cada día en aquel puente. Se besaban, se abrazaban, se decían cuánto se querían, aunque ambos sabían que siempre se quedaban cortos, que las palabras no podían expresar todo aquello que estaban sintiendo.
Ambos pudieron sentir el cariño del otro, juntos lograron comprender cuál era el verdadero significado de la palabra "amar", lucharon día tras día por mantener en pie aquello que les hacía felices. Los dos, agarrados de la mano, lograron llamar a las puertas del cielo, donde se hallaba la verdadera felicidad.
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