Hoy ha vuelto a revolotear el negro Mirlo sobre la casa.
Nada trae, sólo planea revolteando y vuelta y pasa.
A veces intenta posarse, pero es un roce leve.
Lo intenta e intenta, pero se ve que aún no puede.
Yo lo miro pasar repetidas veces y rezo en silencio.
He hecho lo imposible, pero sigue apareciendo.
Su sola presencia me resquebraja el corazón,
Es como pasar de la euforia a la total desolación.
Mis plegarias no le asustan, no veo el más mínimo gesto.
El continúa sobrevolando, y buscar un recoveco.
Ya nada le impresiona, su objetivo tiene fijado.
El soldado sigue atento, la derrota no es de agrado.
¿Qué pasará si finalmente encuentra un hueco,
Y se llevara sin remedio lo que yo tanto anhelo?
¿soportaré verlo posar y traer tanto dolor?
Cuando al fin alce el vuelo y se lleve nuestro amor.
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