No puedo acostumbrarme a la idea, tampoco puedo recordar mi vida anterior, se por convicción que no me convertí en polvo cósmico, tengo alguna conciencia de las cosas, por el momento separo lo bueno de lo malo y aunque no distingo bien los colores y parece que todas las imágenes son en blanco y negro, puedo mantenerme a distancia de los peligros y he aprendido a cruzar las calles y alejarme de los malditos autos y bicicletas. Hasta ahora por los dueños que he tenido me doy cuenta que soy algo parecido a un perro, mi cuerpo esta lleno de pelos, puedo dormir con comodidad en el suelo y en estos tiempos malos, me alimento de la sobra de latones de desperdicio y de algunos papeles con grasa que encuentro cerca de una pizzería que esta no lejos de donde habito. Acostumbrado estaba a obedecer a mis antiguos amos y de vez en vez le hago ahora en estos últimos tiempos, alguna pirueta a los transeúntes para que me arrojen algo de comer, aunque algunos lo que me regalan, es una buena patada o un grito desgarrador, que expresa que me aleje de ellos. Mis días son fáciles, no tengo que pensar mucho en mi supervivencia, mi trabajo es deambular por las calles en busca de algún alimento y mover la cola en un bar algo desvencijado que esté frente a una calle sin salida, allí, es donde vivo. Solo en las noches de lluvia y frio cuando no puedo taparme bien o cuando no he comido lo suficiente, me acuerdo quien soy y me cuesta trabajo entenderlo, un perro, se por experiencia que en ocasiones hay humanos que corren peor suerte, muchos de ellos también han sido arrojados al basurero, apaleados y después los he visto con los mismos ejecutores, como si tal cosa, eso me hace pensar, que soy afortunado, ahora ya no tengo dueño y ni cabriolas tengo que aparentar para mantener a nadie contento.
Una noche soñé que había sido una persona y realmente me levanté de muy mal humor, es verdad que vivía con otros semejantes a mi, en una casa caliente y confortable y que tenia muchas ilusiones sobre como seria mis próximos días, pero había olvidado, como perro, las palabras furtivas y las mentiras piadosas, los pensamientos vánales ya no eran parte de mi personalidad, mi preocupación no era como ahora, buscar alimento decentemente en los latones de basura, tenia que imponerme como humano y salir a luchar a la calle, en esta calle que siempre había una competencia feroz y vivía pensando en que algún día tendría todo controlado y asegurado para mi vejez y para los que convivían conmigo.
En mis pensamientos estoy agradecido a no ser como ellos, se han pasado todo el tiempo destruyéndose a si mismos y al final son también partículas de carbono que se perderán en los confines del universo, yo por el contrario, sigo haciendo todos los días lo mismo, soy un perro, tal vez en mi próxima transformación vuelva a convertirme en humano, seré mejor si recuerdo toda la experiencia vivida hasta este momento aunque me sentiría bien si sigo llevando mis pulgas y las compañías de las buenas personas me echan algo de comer de vez en vez...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales