XTREME FIGHTERS II: Plaza de Las Flores, Murcia

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Grasientos pasteles de carne y de cierva (mejores) se mezclan con pomposas megagafas de Gucci y Prada en el centro neurálgico de la archifamosa capital del pijo, Murcia. La Plaza de Las Flores ha sido elegida por estos locos billonarios de XTREME FIGHTERS para celebrar la segunda edición de sus ya legendarios eventos de pelea a muerte macabra, amena y atroz.

El ambiente selecto murciano deja ver lo mejor de esta joven y sana tierra, con chicos y chicas vestidos como para ser recibidos por el Papa, aderezaos con un toque espídico en los pelos ellos (de punta relamía) y rociojuradesco (ondulado tremendo tsunami)  ellas. Nadie lleva menos de mil euros encima en ropa. Y nadie deja de usar esos palabros tan amenos “pijo”, “acho”, o “queiice”. Obviamente en esta plaza no puedes estar si no eres activo votante del PP, si no defiendes el AGUA PARA TODOS, o si no usas la expresión “los putos socialistas” hasta pa mear. Les da igual a estos vencedores en la cadena trófica que el paro rompa el techo de las gráficas, o que aquí nadie conozca a una sola persona que no defraude de alguna u otra manera al fisco. Esta Plaza de Las Flores es el lugar donde los sueños pimentoneros se hacen realidad. Hay resol*, cerveza Estrella de Levante, pasteles de carne, trozos de pulpo a cuatro euros el bocao, y cotilleo sucio sobre los no peperos o los que no han conseguido un enchufe en el sistema. Y hoy rezuma gente.

Con la más que generosa financiación de SHITAKERROAR y sus bebidas energéticamente ilegales aunque vendidas por millones, la carpa de XTREME FIGHTERS engalana la fuente mientras miles de pijipis (pijo hippies según una amiga, que inventa palabras como jobi) toman sus litricos felices al resol*. El pijipi murciano representa todo un mundo aparte en esa marabunta de modeleo garrulo. Se mimetiza entre los polos de La Martina y las gigantescas gafas de Prada con sus pantalones sucios de perroflauta mirando con desdén al resto de la manada. Se queja de la opacidad de la sociedad murciana, de su cerrazón, y de que ya no queden cines de autor mientras se ajusta unas gafas Ray Ban de pasta negra de unos cientocuarenta euros solo la montura. Algunos todavía fuman porros, pero sólo en público.

Hoy SHITAKERROAR  y sus setas alucinógenas legales embotelladas nos regalan los ojos con el no va más en achopijo pelea pimentonera, pues nos traen a los inmensamente famosos luchadores murcianos Pencho y Ginés Cabezabuque. Esta pelea será a pique la más sangrienta que el inapelable sol huertano haya visto. El show será apoteósico y así lo siente la ciudadanía murciana, que a cientos está abarrotando poco a poco los bares tan, tan baratos de la Plaza.

Pencho es seguramente un ejemplar típico de murciano. Aunque, ¿Qué es “murciano”? ¿Qué significa ser murciano? Traigamos al sociólogo;

 

Sociólogo: “Bien, ésta es difícil… Veamos, historiográficamente y desde mi experiencia profesional, podemos concluir que una pizca de maño con su cabezonería, un algo de catalán con (--CENSURADO, AMENAZAN INDEPENDENCIA--), un buen chorro de moro y su desdén por lo que viene de fuera, unido a un franquista cerrao y a un niñato alcohólico es posiblemente la mejor receta para crear un espécimen de “murciano”. La mezcla es cien por cien perfecta si le sumamos chorros y chorros de dinero negro a espuertas entrando por las esclusas de la construcción y el golf. Todo esto es comprobable científicamente, claro. Datos precisos sacados de mi tesis”.

Gracias, sociólogo. Algo bueno tendrán. Tú debes ser socialista. Vuelve al baúl.

       Ginés Cabezabuque cuenta con un ceporro singular, que adorna una cara redonda, como de estúpido cenutrio con un pelo de la dehesa imposible de esconder. Mira al mundo con ojos de saber lo que todos pensamos, y hablando no puede remediar un acento cojo, desdentado, humillado por no pronunciar las eses. No sabe, en su somera idiocia, que ese acento es bello en su histórica singularidad, su acequia árabe cruzando la Lingüística castellana. Para él, ser murciano es un orgullo, de piquillo. Su patria es la pasta, los pisazos impresionantes financiados con dinero público, y darles cera a los putos socialistas. Podía meterse a política. O a historiador, como su hermano.

XTREME FIGHTERS, en su afán por vender la barbarie al mundo, ofrece estas peleas a muerte, sin reglas, en directo por todas las plataformas digitales. Disfrutemos pues esto empieza ya.

Pencho, en un batín pimentón con dos limoncicos cosíos, sube al ring. La algarabía es ensordecedora. Como buen murciano, antes de subir se ha tomao un litrico con los amigos, y de tapa unas marineras. Mariconadas las mínimas. Ríe grosero mientras grita: “¡¡Acho, pijo, qué caló!!”.

El vitalicio presidente del Real, Santo y Muy Ilustrísimo y Archicofraídico Consejo de Kikos de Murcia, Ginés Cabezabuque, besa mil estampitas de vírgenes, alaba los pasos de Salzillo, y se descalza oenitente. Viste batín colorao. Se ha calzao un arrocico con conejo y dos jarras de cerveza antes de subir. Tomando los Mandamientos a rajatabla, peca en como mínimo cuatro semanalmente, pero bueno, es amigo del jefazo de la UCAM, y eso es lo más aquí. Línea directa al Papa que es quién de verdad parte la pana.

La batalla empieza. Sobre la mesa, engalanada con borlas de santos y patrocinada por ESTRELLA DE LEVANTE y SHITAKERROAR, vemos mil quinientos pasteles de carne. A su derecha, dos bellezas murcianas que dejarían de serlo si abrieran la boca, cada una en un serpentín con doscientoscincuenta litros de cervecica fría. Sólo puede quedar un contendiente.¡¡Empieza el show!!.

Pencho toma la delantera engullendo de una tacada dos pastelicos ante el oooooohhh del público. Lo riega con un tubo de cerveza, de un trago. Mientras, Giné Cabezabuque ríe como quién sabe el final. Quizá lo sabe. Es un puto mafioso a fin de cuentas. Los pasteles entran en los estómagos de los animales estos como si fueran pipas. Sudores fríos entran de verlo y narrarlo, señores. Ginés pide más pasteles, y si puede ser, unas marineras y dos trocicos de pulpo. ¡Es increíble! El cabezón mira al vacío masticando huevo de dentro de un pastel, bebe y bebe cervecica, que le falta un gradico, se queja. Esto acabará mal. Pencho le sigue el paso silencioso a bocaos de pastelico, concentrándose en pensar en cosas sanas, como la Huerta y la casa ilegal que se hará con el premio. Lleva dos en cada mano. Pide que alguien le eche la cerveza inclinando la cabeza atrás. Sólo puede quedar uno.

 

      Tres horas más tarde, tras comprobar que los ratings de las emisiones han roto barreras, observo el espectáculo atroz ante mis ojos. Cierro micrófono. Vómitos por todas partes rodean a Pencho, al que intentan acercarse los enfermeros sin mancharse las chanclas esas feas que lleva tol mundo en la playa, sí, esas de agujericos.

     Ginés Cabezabuque, tumbado en el suelo nadando en heces y restos de pasteles, suelta bilis a caños. Sus últimas palabras resuenan aun en mis oídos…"¡¡Aaacho, acho, acho, qué panzá!!”.

* Resol: Palabra MUY complicada de explicar a no murcianos.Lo siento.


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