Vamos a dejar de hablar de amor y amémonos.
-Vamos a dejar de hablar de amor y amémonos.-le dije.
En ese momento, fue cuando me di cuenta de que no estabamos solos. Algo nos acompañaba. Y se llamaba inseguridad. También podría llamarse desesperanza o incluso, abnegación. ¿Qué podría pasar si yo no supiera amarle? Porque, al fin y al cabo, creo que no sé. Yo no sé amar. Nunca sabré amar. He sido destinada a vivir entre mis libros, mi poesía y mi imaginación. Ellos son mis verdaderos amantes.
Un día, recuerdo que le dije a la poesía.
-Disculpa, dime una cosa. ¿Crees que yo puedo algún día, llegar a amar?
No me contestó.
Intenté no rendirme y se lo pregunté a mis libros.
Chicos, decidme una cosa. ¿Creeis que yo puedo algún día, llegar a amar?
Tampoco me respondieron.
Así que me armé de valor y le dije a mi imaginación:
Perdona... Una pregunta... ¿Crees que yo puedo algún día, llegar a amar?
Y me dijo con una de sus mejores sonrisas: Vamos a dejar de hablar de amor y ama.
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