capitulo I. El desayuno

La pregunta era, q hacia una chica tan mona desayunando sola a las 9:30 de un fantástico, soleado y, con toda seguridad, calurososisimo día de junio en Madrid. Ese pensamiento y esa pregunta entretenían mi mente como en otras miles de ocasiones; yo, mientras, disfrutaba de la estupenda tostada de tomate sentado en la terraza de mi bar favorito, el bareto!!!!!

Lo mío, era normal, iba a montar en bici. Pero lo suyo, ummmm, no se??? Quizás había terminado una relación recientemente, tuvo un enfado con su chico la noche anterior o, simplemente, estaba sola!!!! Una pena, mona y elegante era.

De repente una llamada llegó a su móvil que cogió desesperada, era el hermano organizando el plan de pisc del diai; no, no , no!!! Pensé y exclamé en mi interior, no esta sola. Me alegre enormemente, por mis raíces, se lo duro q es estar un día de junio solo contigo mismo y un insensible periódico, en lugar de rodeado de gente q te aporte esa parte del cariño que todos necesitamos (algunos en sprays y otros en pastillas).

Al alcance de mi vista, dos maduritas, una de ellas espectacular a la q ya me encargue unos minutos antes de atender amablemente cambiando su azúcarillo por una sacarina. Cuando nos cruzamos en la puerta del Bareto, su mirada se clavó en mi marcada ropa de ciclista...