Una de nuestras distracciones favoritas además de gesticular .es jugar y en ocasiones nos juntamos todos para crear una sombra grande.
A medida .se van añadiendo más jugadores, mas grande y divertida es la sombra. Pero a veces nos tenemos que distanciar los unos a los .otros porque las sombras pueden ser tan grandes que resultan sospechosas y no es recomendable que no pasemos desapercibidas.
Las sombras no solo vivimos de noche. También de día. Pero preferimos la noche porque nuestro cuerpo se consolida más y se hace más oscuro. Cuando somos reflejos del sol, las sombras son livianas, poco consistentes, tenemos aspecto de palidez y aparecemos difuminadas. Y en ocasiones estamos a punto de desaparecer.
Pero la noche es un territorio mas propicio para nuestras existencias. Podemos ser sombras de prácticamente .cualquier objeto. Y tener distintos tipos de intensidad. A mi me parece aparecer. sobre un foco potente de luz. Me gusta el contraste.
Las sombras tenemos predilecciones. Hay quien le gusta ser la sombra de una palmera o una farola. Construcciones sencillas. A otros les gustan más complejas. Como las de un edificio, una urbanización o una fabrica. Yo no tengo predilección especial por alguna modalidad. Me gusta cumplir con mi función de sombra. Hacer bien mi trabajo.
Pero si tuviera que .elegir ser sombra de algo quizás me gustaría ser la sombra de un monumento importante como el Empire State Building o el Taj Mahal. O de una personalidad destacable, porque eso constituye un orgullo. Conozco sombras que han sido muy dichosas perteneciendo a personas importantes como Madam Curie o Julio Verne. Han ido testigo de sus vidas, de como avanzaban y como se desenvolvían, de sus triunfos, de sus fracasos, es interesante ser una sombra.
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