En pie durante siglos estuvo
Guardado su más fiel secreto
Que a los isleños siempre mantuvo
A salvo del feroz clima al acecho
Erguido capturó de la bruma
Las gotas de rocío más puras
Paciente recogiendo la suma
Que guardaba en su honda negrura
En lo más alto de la isla agraciada
Una Ley sobre él se dictó
Que prohibía desvelar su morada
Y a sus habitantes guardianes se les nombró
Encontrarlo muchos viajeros quisieron
Anhelando el agua más pura
Sólo piedras proyectadas obtuvieron
Lanzadas para enmendar dicha locura
Una Tempestad maldita arrancó
Su enorme tronco longevo
Y tristeza inaudita provocó
En unos isleños que perdían su credo
Alto, bello, fuerte y protector
No fue lo único que llegó a ser
De veranos ardientes fue salvador
Y de los herreños, la leyenda GAROÉ
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