Tratar de manejar y conllevar una tristeza afecta a todo mundo; se puede liberar de muchas maneras: llanto, gritos, golpes e incluso el alcohol, pero existen ciertas personas que sólo viven o más bien, sobreviven con ella.
El día no brillaba, sólo una tenue luz iluminaba aquel día en el que Arturo y Emily celebraban tres felices años de novios;
Arturo: ¿Recuerdas la primera vez que te hablé?
Emily: Nunca recuerdo tu cara o de cuando fue, pero siempre está en mi mente la primera vez que te vi, y me gustaste tanto.
Arturo: Toda la noche de aquel festejo te estuve mirando, contemplaba tu dulce y delicada mirada, tu dulce caminar y la delicadeza con la cual me ignorabas.
Emily: Lo que importa fue lo que pasó después
Se encontraban recostados en la hierba deleitándose con besos y caricias pasionales que lograban incitar una mirada malévola de los caminantes.
Un suave cantar de algunos pajarillos acompañaba tan agradable tarde para la pareja enamorada; él controlándose para evitar tener relaciones, ella, lo deseaba con todo su ser así que insistía sin pensar el poder tener una noche riendo con su amado.
Pronto el día fue interrumpido por una lluvia serena; corrieron tratando de resguardarse.
Emily: ¡Corre, nos vamos a mojar!
La lluvia se convirtió en un diluvio. Arturo quitándose su saco, con movimientos inteligentes logró cubrir a Emily,
Arturo: Ten mi abrigo, tapate con él de la lluvia
Emily: No, mejor cúbrete tú, te vas a enfermar
A fin de cuentas Emily quedó a merced del calor que le brindaba el saco, sumado con el aroma de su querido.
Emily: Acércate, los dos cabemos en tu abrigo.
Los dos amantes quedaron juntos, abrazados, para brindarse calor de la fría tarde que acababa de convertirse en algo frío, pero esto no les arruinaría la tarde.
La lluvia estaba cediendo, sólo ligeras gotas resonaban en una choza donde encontraron refugio; minutos después la lluvia cesó
Arturo: El paisaje es hermoso, la naturaleza siempre se empeña en brindarnos este tipo de imágenes, estúpidos aquellos que no logran vislumbrar esto. Amor, podemos irnos ahora, sino el cielo nos azotará de nuevo.
Dijo Arturo mientras se disponían a retirarse del lugar, goteos y pasos atronaban por toda la cabaña, Arturo se adelantó para observar el parque recién bañado, Emily apenas incorporándose intentó sujetarse de una madera que sobresalía de una pared, pero sin saberlo ese pequeño tablón era una parte fundamental para que la choza no se viniera abajo; al tomarla quebró y sin poder escapar el techo cayó sobre ella, dándole una muerte casi instantánea.; lo único que pudo divisar antes de morir fue el rostro desesperado de Arturo...
Hoy, a dos años de la trágica muerte de Emily, Aturo deambula por el mundo en busca de aliento que lo motive a seguir con su miserable vida; la vida ya no es hermosa y apasionante como antes, catorce largos meses caminando y viajando por diversos medios, no importa el camino, sólo quiere alejarse de todo lo que traiga una imagen de su amada Emily.
Un día sin pensarlo logró llegar a un pequeño pueblo que se encontraba asediado por soldados, él para pasar desapercibido se escondía en los callejones de la aldea, marchas sin cesar de soldados adiestrados aturdían a todo mundo.
Coronel: Revisen que nadie salga de sus casas, hagan el conteo diario por familia. Cualquier incidente con cualquier persona, notifíquenla inmediatamente.
Su meta era llegar a un tren que estaba a punto de partir, con un rumbo desconocido para el desafortunado Arturo; sin pensarlo trató de llegar a la estación del tren que se ya iniciaba su viaje, pero antes de llegar un soldado logró divisarlo.
Soldado: ¡Por allá! ¡Quiere llegar al tren! ¡Deténganlo!
Soldado2: ¡Disparen! ¡Qué no suba a ese tren!
Con este grito provocó una lluvia de gritos, amenazas y disparos, disparos que gemían tal cual cohete al estallar. Para su suerte, sólo una bala rozó su brazo izquierdo y logró abordar aquel magnífico ferrocarril.
Una vez iniciado su viaje, trató de dormir un poco presionando su pequeña herida que no paraba de sangrar, hasta que fue alcanzado por los polvos de Morfeo y logró descansar un poco; una hora después un fuerte ronquido logró sacarlo de su profundo sueño, en el cual soñaba con su amada Emily.
Arturo: Emily Emily
Miró por la ventana y contempló un puerto pesquero a lo lejos, así que preparó su bajada en la siguiente estación, al bajar, de su herida seguía brotando un poco de sangre, cosa que no le importó, ya que sólo quería subir a un barco y alejarse aún más.
Al llegar al embarcadero tropezó con un gran mercado donde los gritos, pleitos y demás contaminantes lo perturbaban, y apresuró el paso; un gran barco a lo lejos gruñía como una enorme fiera, un barco con destino a tierras desconocidas para Arturo, así que decidió unirse a la flota.
Arturo: ¿Quién es el capitán de la nave?
Pescador: Aquél que está parado por allá, pero cuidado, que hoy esta de muy mala cara.
Arturo: ¡Capitán! Mi nombre es Arturo Limantur, quiero unirme a la tripulación de su barco, haciendo cualquier cosa, puedo barrer, limpiar vidrios, incluso puede usarme de carnada, no tengo nada que perder ya, ni nada que llene el vacío existencial que tengo, por eso estimado capitán, le pido que me ir con usted en su barco.
Capitán: No me interesa tu pasado, tu presente, lo que sí me importa es tu futuro, te dejaré que viajes con nosotros, no sé qué es lo que busques o de qué te alejes, lo que me importa es que hagas bien tu trabajo aquí y puedas ayudar en lo más que puedas; no tendrás pago, pero alimento, bebida y demás cosas no te faltarán.
Arturo: Gracias capitán verá que no se arrepentirá.
Capitán: Por el momento necesito de alguien que friegue pisos y con la descarga de la mercancía. Arturo aceptó con gusto, y agradeciendo al capitán por la oportunidad brindada. Realizaba trabajos limpiando y fregando pisos, cosa que no le desagradó, ya que era el único trabajo donde podía estar solo. En el día gritos, discusiones, críticas, y otras cosas agitaban su débil mente, provocando su refugio en un solitario y pequeño camarote; trataba de dormir un poco, pero siempre lograba escuchar un serruchos, martillos y palas trabajando sin interrumpir.
Sin acudir con un médico su herida seguía sangrando, infectándose y carcomiendo la piel de Arturo, algo que provocó su debilitamiento inmediato, pero eso no fue importante para él, siempre comparaba el sufrimiento de Emily y las heridas dejaban de doler...
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