En el susurro del viento.

La gente camina sin descanso y las manecillas del reloj corren como si algo las persiguiera. Desde aquí todo se ve diferente, ¿sabes? El mundo parece mucho más pequeño, como si pudieras controlarlo todo; pero yo prefiero observar.

Allí una pareja que se besa, pero ella piensa en otro y él en la muchacha que conoció esta mañana. Un poco más allá hay una mujer llorando porque lleva un día de perros. Y mira, saliendo de su oficina puedes ver a aquel empresario con cara angustiada porque va tarde a su próxima reunión... Pero observa a los niños. Son felices. Aquí algunos juegan con la arena del suelo; y mira aquel cómo rie persiguiendo a las palomas.

¿Por qué la gente no aprende de ellos? Entendemos mal el concepto de felicidad. No es una meta que debas conseguir en tu vida, ni algo por lo que debas luchar cada día. La felicidad se basa en observar los pequeñitos detalles que te va dando la vida. Esa pareja podría ser feliz si cada uno luchara por la persona que ama de verdad; aquella mujer no se ha parado a pensar que a pesar del día que lleva, cuando llegue a su casa la recibirán sus hijos con tiernas caricias; y aquel empresario ha conseguido el éxito que siempre buscó y ahora no disfruta de él.

Mis pequeños detalles eras tú. El olor de tu pelo, o la simple caricia de tus labios. Tan solo el saber de ti me hacían sonreir... No pude disfrutar de ti, cariño, porque no era feliz. Ahora todo ha acabado, pero no llores más, por favor. Sal a la calle y diviértete, enamórate de nuevo, vive cada día con más ganas que ayer, pero sé feliz.Yo siempre te estaré esperando desde aquí...

PD: volveré con el susurro del viento, en el aliento de cada mañana.