Hablando de sexo

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Todo el mundo dice que el sexo es un tema como otro cualquiera, pero nadie se comporta igual que hablando de otros temas.  Lo pude comprobar el fin de semana pasado, puesto que quedé a tomar algo con mi amiga Sara.

Sara es de mi edad. Nos conocimos en la universidad y desde el primer día siempre hemos salido juntas de fiesta, ya que tenemos gustos bastante parecidos en cuanto a música, bebida e incluso sexo. Es un poco más bajita que yo, pero tiene los pechos más grandes y un culo respingón que no pasa desapercibido. Eso unido a que le gusta vestir ropa ajustada y llevar mucho escote hace que todos los tíos se fijen en ella. Además la gusta provocar y es bastante atrevida.

 

Quedamos en un café en el centro, el cual casi siempre está lleno y tiene las mesas demasiado juntas, con lo que la mayoría de las veces sin querer oyes las conversaciones de las mesas de al lado. Empezamos a hablar un poco de todo, ya que hacía que no nos veíamos y teníamos que ponernos al día. Entre nuestros temas siempre estaba también el sexo, y el sábado no iba a ser una excepción.

Sara me estuvo contando que ahora ya no salía con el chico rubito que salía antes, puesto que se había ido fuera por trabajo y no estaba lo suficientemente enamorada de él como para aguantar sin sexo tanto tiempo. Me contó que había conocido a un moreno de casi 1,90 que la tenía agotada, puesto que quería follar a todas horas y estaba más que dotado. Me contó que esa mañana él la había despertado con su lengua recorriendo su clítoris, lamiéndole entera mientras le acariciaba las tetas con una mano y el culito respingón con la otra, y tras hacerla llegar al orgasmo habían acabado follando en la ducha.

No pude, mientras me lo contaba con pelos y señales, evitar fijarme en las mesas de al lado. EN una estaba una pareja de nos 45 años, tomando un café, en otra un par de chicas que parecían ser estudiantes, en otra un padre de unos 35 años con su hijo pequeño…

Al principio todos estaban a lo suyo, pero según me iba contando Sara sus andaduras sexuales fui notando como la gente nos miraba y cuchicheaban entre sí. Las dos chicas se reían, aunque pude notar como a una de ellas se le estaba empezando a notar los pezones debajo de la camiseta. ¿Será por el frio?. El hombre de unos 35 años estaba leyendo el periódico mientras miraba disimuladamente y de vez en cuando se tocaba su entrepierna, en la cual se apreciaba un generoso bulto que crecía por momentos. La pareja de 45 se estaban haciendo caricias mutuamente, y no tardaron en levantarse y marcharse del local.

La verdad es que hasta yo me estaba excitando pensando en el morenito que me estaba describiendo Sara. Por lo menos así lo delataban mis pezones, que se marcaban a través del vestido sin sujetador que me había puesto para la ocasión. Aunque me alegraba por ella, en cierto modo me daba envidia, puesto que a ella la habían despertado comiéndola el coño mientras que yo me había tenido que masturbar sola para para aplacar mis ganas.  Esto había hecho que el hombre que estaba leyendo el periódico ya no se molestara en disimular su mirada, y que el bulto de su pantalón fuera aún más abultado (parecía estar bastante dotado…)

Decidimos irnos de ese café, puesto que había ya muchas miradas curiosas, y como ya era buena hora continuamos nuestras charlas mientras tomábamos unos vinos y unas tapas en un local de cerca. Acababa de empezar la noche, y no se por qué intuía que iba a ser una gran noche. Pero eso será otra historia…


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