Plan G

PLAN G.

Ahora mismo voy a llamar al timbre de mi vecina de arriba y, en cuanto asome la cara, le diré:

-Perdone usted, ¿podría entrar, un momento, mi gata en su casa?

Y si la respuesta es afirmativa, proseguiré con el interrogatorio:

-¿Ve que tiene cuatro patas y que cuando anda no hace ruido?

Será una pregunta obvia, pero necesaria para el alegato final:

-Entonces, ¿por qué su caballo SÍ lo hace?

Ahí la dejaré avergonzada, sin argumentos y sin más remedio que desalojar al equino de la vivienda lo antes posible.

Yo cogeré muy digna a mi gata, sentiré mucho asco por culpa de las boñigas adheridas a mis zapatos y, por fin, después de unos días interminables, dormiré tranquila.

Pero cruzad los dedos, porque si no deja que entre la gata... el plan se va a tomar por culo.

Nota de la autora:

Quien prefiera sustituir "equino" por "canino" y "caballo" por "perro de complexión tirando a fuertecita, cuyas uñas no han sido cortadas en mucho tiempo", puede hacerlo.

Es más... 

Si alguien sintiera la imperiosa necesidad de sustituir "vecina de arriba" por "vecinos conversando animadamente en la plaza que me dijeron que era muy muy muy tranquila y donde la ventana de mi habitación, que es papel de fumar, recae", tampoco pasaría nada.

¡Eh! Sin ningún problema.

(A veces se callan un momento. Nadie dice nada. Y pienso que por fin ha acabado la pesadilla. 

Pero, de repente, vuelven a verse obligados a hablar y a reírse de las cosas tan importantes que están diciendo. Los pobres... Supongo que mañana los líderes mundiales les llamarán para tomar nota de sus ocurrencias, ¿no? ¿No? ¿NO?)