Tentadora desde el Balcón.
Por Piranna Lector
Enviado el 17/08/2012, clasificado en Adultos / eróticos
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Ella me hizo señas desde el balcón del hotel San Juan[U1] .
[U2]
Al salir del trabajo temprano de cubrir el turno nocturno en aquel almacén de la compañía lechera para la que trabajaba,[U3] me conducía a mi casa cuando de pronto recordé que los colegas del almacén habían estado mencionando acerca del nuevo supermercado de alimentos S-mart. No estaba en la mejor disponibilidad de hacerme un desayuno así que seguí el transcurso del boulevard en dirección al supermercado.
Compre un café y un par de galletas de chocolate para saldar un poco mi estomago que vacio ya empezaba a emitir rugidillos. Tomé un asiento para tomar mis alimentos mientras meditaba. Mire la carátula de mi reloj y eran ya las siete y cuarto.
En los pasados días había estado dando unas vueltas por la calle Diez, del la zona céntrica de Matamoros y como siempre echaba un vistazo a las postoras de la tentación que ya tan temprano empezaban a abrir las puertas de sus prostíbulos. Como era costumbre las doncellas lavaban los pisos anexos al lugar de oficio. Fue ahí cuando miré una joven depelo pintado[U4] de rubio la cual lucía un cuerpo tan pulcro y esbelto. El edificio donde estaba ella era de dos pisos con un balcón en el segundo. La chavala se miraba de alrededor de veintitrés años. Se inclinaba un poco para maniobrar con el recogedor para levantar un poco de basura que yacía en el suelo. Pude apreciar sus piernas y me di cuenta de que estaba recién depilada, así que disminuí la velocidad y a paso lento escudriñe con deleite la composición de su cuerpo.
Después de saciar un poco mi hambre decidí tomar acción, pero antes que nada tuve que regresar a mi casa para asearme, rasurarme y perfumarme. Siempre que me voy de paseo a la calle diez me arreglo y trato de lucir agradable ante esas bellas damas que selectivamente he ido conociendo en los últimos dos años. Ese tipo de sucesos se había lindado a mi manera de vivir y ser feliz. Examiné nuevamente mi reloj y ya eran las ocho. Me miré al espejo y estaba listo para salir de la casa.
Encendí el auto y al girar la rodaja del volumen del radio estaba en curso Alejandro[U5] una canción de Lady Gaga que recuerdo tanto. Conducía con tanta delicadeza el vehículo, sin apresures, sin contratiempos. El aire estaba cálido y el tráfico vehicular estaba denso por toda esa gente entrando a trabajar de día. La canción mencionaba el calor del país mexicano y con relevancia al día de hoy estuve atento a esa tan sensual voz que la caracterizaba. El transcurso era un poco lento, pero yo ya con algo de experiencia había entendido que los aceleres en este negocio del placer no llevan a la satisfacción.
Al llegar a la calle diez encontré un estacionamiento, le deje las llaves al empelado que me atendió, dirigiéndome un cordial saludo las tomo y me dio el ticket y caminé en dirección de los prostíbulos. Esta vez había más gente caminando que de costumbre. Al pasar en frente de un par de putas vi que un cliente entraba y otro salía, entonces seguí caminado para arriba, observando diferentes tipos de chavas. No me podía decidir todavía cual sería la afortunada. Al cruzar una intersección capté a una de ellas observándome y haciéndome señas desde el balcón de un edificio. Me fui acercando a paso moderado. Observe que su mirada que con algo de solemnidad divisaba el paso de los carros. Me fui acercando más al edificio y me percaté de que era nueva. Ella me miraba fijamente con sus ojos tan claros que siendo que a distancia estaba podían revelar esa juventud que tan confiada parecía disfrutarse a sí misma. Tome la decisión de acercarme más.
Hola amigo me dijo en voz alta desde el balcón.
¿Eres nueva, verdad?
Sí, ¿Se me nota? Sube para que me mires bien
Sin pensarlo dos veces entre y subí al segundo piso. En cuanto llegue al cuarto mire que estaba vestida con una falda tan pegada a su cadera que bien definía sus piernas tan suculentas.
¿Así que eres novata?
Pues no tanto como una novata, pero tengo unos días de haber empezado, antes trabaje en una maquiladora del parque industrial, pero el sueldo no me permite comprar ni ropa para andar a la moda:
Distinguiendo su manera de vestir podía darme cuenta de que esta chava era parrandera y se miraba que le gustaba andar a la moda. Sus zapatillas tan excéntricas y elegantes parecían haber sido recortadas de una de esas revistas contemporáneas de novedades que tanto les gusta leer a muchas mujeres.
Pues tu me dices me dijo con algo de timidez, denotando un poco de inseguridad al hablar.
Mi amor, yo por ti estoy dispuesto a todo. Le dije suavemente, comiéndole sus ojos con mi mirada.
Eso me gusta. Que bueno que en esta ciudad hay hombres tan decididos como tu.
Empezó a desvestirse y en cuanto la miré totalmente desnuda me impulse hacia ella tumbándola en la cama; pero con tal sutileza que al caer nos tomamos con los brazos y teniendo su dulce carita junto a la mía la empecé a besar. Ella respondió tan apasionada y me sentí como si ella y yo fuéramos una pareja que en amores nos juntábamos y felices éramos estando juntos. Permanecimos un poco silenciosos, tan solo se escuchaban las resonancias de aquellos besos tan húmedos y ardientes que yo le daba en su cara e inhalaba su fragancia tan deleitante.
Al llegarse los veinte minutos de acción y yo satisfecho, miraba como ponía sobre su cuerpo sus prendas y las deslizaba por su piel. Alcanzaba a dar un último vistazo a su desnudez tan plácida. Ya vestida se acercó a mí y con toda confianza del mundo me ofreció un abrazo. Enserio el lapso de tiempo fue corto, más nuestras miradas todo lo resumieron y encendido estaba yo todavía cruzando miradas. Me puse en frente de ella y agarrándole la cintura la retuve unos instantes abrazados.
¿Regresarás algún día a verme? Dijo la nena al ver que yo partía.
La retuve un instante más en mi abrazo y sin contestar su pregunta la volví a besar y con mi mirada relajada sobre la suya le dije quizá y me di la vuelta hacia la escalera. Al salir del edificio y cruzar la calle voltié una vez más hacia el balcón y allí la vi mirándome de lejos; como si confusa; desde allí arriba parecía una joven agradable y apuesta que esperando su siguiente cita me decía adiós.
[U1]
[U2]Acordarme de los nombres de lugares
[U3]No se acerca de poner marcas registradas en mis relatos.
[U4]Acordarme de características físicas de los personajes, como el pelo rubio de esta ramera.
[U5]Hay que saber escoger canciones para referirlas a las actividades que se vayan a relatar.
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