Ana me sacó del placard

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La noche que Germán, mi ahijado, festejó en casa sus 32 años, mi relación con Ana (46) mi mujer empezó a cambiar. Modestia aparte, toco bien el piano, en especial baladas, temas románticos y esa noche en casa me senté al teclado y empecé a tocar y a cantar, como siempre para mí.  Hasta que una de las pendejas (Ceci) amiga de Germán me acompañaba con el canto y me servía copas de vino. En un rato la tenía atrás mío con  las lolas apoyadas en mi espalda, y cantándome al oído canciones de César “Banana” Pueyrredon. Yo estaba al palo con la pendeja encima, pero empecé a buscar con la vista a Ana, y la veo de mucha joda con Germán parados bajo un umbral, fumando y cagándose de la risa. El no le sacaba los ojos de su escote, y ella cada tanto le subía el mentón como diciendo”pibe, estoy acá”. Admito que me excitó verlos de joda. La morocha que tenía encima cantaba bien, pero no paraba de tomar y en un momento me pidió que bailaramos un lento con ella. Dejé un tema programado y bailamos. Ana y Germán me vieron y él rápido sacó a Ana de la escena. Yo no daba más de la excitación y cuando la pendeja se cansó de sentirme la verga bien dura, me dijo - papi ¿qué te pasa? La dejé, segui tocando el teclado y cantando hasta el final de la fiesta.

Esa noche ya desnudos, fumando en la cama, le dije a “Ana, qué le pasó a Germán con vos, estaba tan tomado?” Ella me miró, dio una larga pitada y me dijo” ¿de verdad queres saber?” Yo le dije, “si, contame que le pasó al pendejo”. Ana: “no paró de mirarme las lolas, y seducirme, estaba re caliente y cuando bailaste con Ceci, me trajo acá mismo, de la mano y me apretó con un beso salvaje, sentí su pija tan dura…” Yo la escuchaba y me iba calentando, y no de bronca, y le balbuceé “Ana, y vos que hiciste?” Le agarré la cara, y le di un beso de lengua que si no acabó, le faltó poco… A ese pendejo le voy a enseñar a besar a una mujer, pero, olvidate, dame el control que quiero ver la tele..” Mi miembro estaba duro como piedra y cuando Ana buscó a tientas el control remoto se dio cuenta. “Gordo, así te dejó Ceci o …te calentó lo que te dije…?? La abracé y le pedí que me mostrara como lo había besado. “Gordo, estás en el horno, ¿querés que me coma al pendejo, estás loco..?” Me besó, me montó y me dio una cogida que hace rato no me daba, mientras me decía “gordo, ¿de verdad queres que coga a Germán? Mira que tiene una pija enorme, y un lomo…” ,  y yo no paraba de besarla y excitarme.

En la semana, Ana tocó de nuevo el tema en la cama, me calentaba todo el tiempo. Que quería comerse al pendejo si yo la dejaba.”quiero sacarle la ganas, me dejó calentita y avos también”. La noche del jueves siguiente al cumple de Germán, Ana me dijo: “es tu última oportunidad para decir que no, pienso llamar a Germán e invitarlo a cenar el sábado, y quiero vos toques el teclado para nosotros; si queres le digo que traiga a Ceci… o a quien quieras, todo bien conmigo” Yo no daba más, la abracé, la besé- “que venga y haga como quieras” y me fui a duchar mientras ella lo llamó a Germán. Esa noche me hizo una fellatio y cogimos como locos.

Ese sábado Germán se apareció con Darío, un amigo, flaco, pantalones ajustados, y tecladista, como yo. Comimos y tomamos vino del bueno, me senté al piano y Darío a mi lado, empezamos a tocar a cuatro manos. Enseguida nos entendimos. Ana lo sacó a Germán a bailar, y empezaron a franelear delante nuestro. Yo estaba recaliente. El pendejo le sacó la blusa y se besaron con ganas, mientras le tocaba las tetas delante nuestro. Ella se lo llevó al cuarto, pero antes me dio un beso de lengua. Prendí un cigarro. Darío seguía tocando como los dioses, y me miraba. Nos miramos mientras tocamos cada tema, enloquecidos. Escuchaba de a ratos los gritos de Ana. Yo estaba al palo y en un momento, Darío se paró, llenó dos copas de champagne y brindamos. Me hizo masajes en los hombros, yo me empecé a relajar y cuando me di cuenta me abrió la camisa y comenzó a tocarme. Me quedé paralizado. Un segundo después lo tuve arrodillado buscando mi miembro. Darío tomó mi verga en sus manos y se la puso en la boca. Yo estaba como loco, y solo atiné a acariciarle el pelo largo.  Estuvo chupándome un buen rato, hasta que escucho los pasos de Ana, buscando los fasos. Se me acercó como si nada, y prendió un cigarrillo. Estaba en bolas. Darío seguía abajo mamando. Ana tenía restos de semen en el pecho. Le toqué el pecho con mi dedo, y retiré el semen. Ella me agarró el dedo, se lo llevó a la boca, y luego me besó. Enseguida, me acercó  las lolas a la boca, y se las limpié, mientras  me decía  ”cochino, cómo te gusta la pija…” Me besó y nos dijo: sigan divirtiéndose chicos, nos vemos más tarde..” Darío me hizo acabar y se tragó todo el polvo. Yo me quedé dormido en el sillón.

AL día siguiente tuve sexo desenfrenado con Ana. Me preguntó si lo había cogido a Darío: “gordo, estaba muerto con vos ese flaco, vi como te comió el pedazo..” Yo no podía creer lo que estábamos hablando. Ana empezó a salir con Germán, con mi permiso. El pendejo se la cepillaba en casa y afuera. Ana me insistía: “dale gordo, sali del placard, Germán me había dicho que vos querías probar con un tipo, dice que le pasa a los swingers... todo bien conmigo”  Una noche, Ana, me lo trajo a Darío de sorpresa. Vino sólo y ella me pidió que lo cogiera, nos franeleó a los dos. Quería verme coger a un tipo, y le di el gusto. Después me la cogí Ana. Admito que Darío me la chupaba mejor que cualquier mina, pero Ana no lo supo.

Me banqué los cuernos por siete meses. AL principio fue hot, pero después se hizo difícil, porque Ana no me atendía como antes. Tuve sexo con Dario varias veces en ese tiempo. Tenía una pija larga y flaca. Nunca me la puso, él era muy pasivo, pero le devolví atenciones. Ana siempre supo esto. Un día me dijo llorando que Germán la había pateado por una pendeja. Ya no cogían más. Fue un alivio para los dos.  También dejé de ver  a Darío.

 

 

 


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