Ahora... ahora entraba lenta... despacio... latía en ella, y se deslizaba por las paredes de su coño, hasta el fondo de sus entrañas, que apenas podían contener tanto placer... aunque a veces, como esta, como ahora, entrañas y locura van sujetas de la mano... jadeó suavemente, con ese toque de sonoridad casi inaudible, que promete mucho más de lo iniciado, e inclinó la cabeza hacia atrás, con un gesto con la teatralidad semejante al desmayo...mordí el cuello y la barbilla... tensé las muñecas que se enterraban ferozmente en las correas, y gimió, esta vez más descaradamente, cuando me notó entero clavado en ella... ¿eso es lo qué pretendía? Apenás se movía... no disimulé el conocerla tan bien, que estaba seguro que intuía que, observaba su boca... su cuerpo... sus labios tensándose y ansiando, llorando por las comisuras como ojos que lagrimean... apenas se movía... tampoco lo hubiera permitido... y lo que oía, lo que jamás podía llegar a ignorar, era mi respiración sobre ella, apunto de devorarla, persiguiendo esa sonoridad incluso una vez liberada... sollozó angustiada; estaba desesperada, porque empezaba a comprender, que hoy, el juegoera estirar sus límites... sin embargo, deslicé el pañuelo y recuperó la visión... una visión de la habitación que la rodeaba, una mirada sin apenas expresión, unas manos sujetando su cara, la nariz rozando casi su frente, y esa sensación horrible, de que todo lo podía controlar, hasta decir basta...
- Dulzura, mírame... ¿de quién eres?
- Suya...
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