Una Calurosa tarde de verano (4a. parte)

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Yo era incapaz de articular ninguna palabra, ningún gesto, estaba totalmente paralizado por el poder de Eva, ella se reía, esta vez se reía de mí, me iba diciendo que me diera cuenta que yo no era nada, que yo estaba a su servicio a su disposición y podía hacer de mi lo que ella quería, y ella quería hacer de mi un lagarto, y que ya podía despedirme de todo, que había decidido transformarme en un lagarto para el resto de mi vida, para siempre; y riéndose a carcajadas, me levantó a la altura de sus ojos, nuevamente inmensos, rojos e iluminados, mientras se despedía de mí. En breves segundos, me había convertido en un lagarto, nuevamente yo era un lagarto, un pequeñísimo y verde lagarto. Eva me soltó, y me dejó encima de la cama de mis padres.. ¡Mis padres! Pero si no los volvería a ver jamás, yo ya solo era y sería un lagarto, un asqueroso lagarto como Eva me había convertido. Pero increíble, esta vez ya no me sentía como la otra, no era tan malo ser un lagarto, no era tan malo, ser de Eva, ¿Qué me estaba pasando?, era un lagarto y no podía hacer absolutamente nada de nada, solo resignarme a ser lo que era y sería: un lagarto, y ¿podía ser que me gustará?

Mientras observaba a Eva, ella me miraba, me hablaba y se reía; me decía que poco a poco yo iría perdiendo mi inteligencia humana, que en menos de una hora yo sería total y absolutamente un lagarto para siempre, y toda mi inteligencia sería solo para ella. Luego fue al baño de mis padres, se ducho tranquilamente, salió y recogió su ropa del suelo y se fue vistiendo sin ninguna prisa, mientras yo efectivamente iba perdiendo poco a poco mis sensaciones humanas, cada vez sentía mas como un lagarto, e iba olvidando cada vez mas rápidamente. Finalmente ella estuvo vestida, fue a buscar sus carpetas al salón, y volvió a la habitación de mis padres para despedirse de mí, para despedirse de su última víctima, de un lagarto. Me dijo adiós, en el momento en que mi cerebro ya era en su inmensa mayoría de lagarto, ya prácticamente no sentía como Alex, sentía como lagarto, y en pocos minutos, cuando ya Eva había marchado, olvide que había sido humano, solo sentía como lo que era, como un lagarto.

 Al cabo de unas horas, eran las 2 de la madrugada, después de sentir que me hinchaba hasta estallar, y luego sentir que explotaba, vi que volvía a ser Alex, mi cuerpo estaba totalmente envuelto de una espeso líquido gelatinoso, pero era feliz, muy feliz, nunca me había sentido tan feliz como en aquel momento, volvía a ser yo, ya no era un lagarto, fui al baño a mirarme en el espejo, efectivamente era yo, era Alex, volvía a ser yo. ¡Gracias a dios, pense!. Fui hacia el salón, y encima de la mesilla, había una carta, un escrito de Eva, donde ponía que al leer yo aquella carta ya habría recuperado mi forma humana, que de momento había decidido no convertirme en lagarto para siempre, que igual en otra ocasión lo haría, pero que no olvidará que después de lo ocurrido aquella tarde, yo siempre sería de ella, y ella sabía donde encontrarme, y que algún día, cuando ella quisiera, podría venir a convertirme en lagarto nuevamente, para unos minutos, unas horas o para siempre.


Mi vida continuo con normalidad, acabó aquel caluroso mes de agosto, volvieron mis padres y mis hermanas de vacaciones, yo acabe mi proyecto y pude presentarlo en la universidad, y obtuve mi título universitario. Poco a poco, todo iba volviendo a la normalidad, empece a trabajar dando clases en mi antiguo colegio, y conocí a una chica con la que empece a salir, y en pocas semanas acabamos teniendo una sólida relación de pareja. Todo ello me ayudaba, no a olvidar a Eva y lo que había pasado, ya que no podía olvidarla ni lo que había pasado aquella calurosa tarde del mes de agosto, aunque algunas noches soñaba con Eva, y en que ella me volvía a transformar en un pequeño lagarto, y luego me despertaba por lo soñado, o completamente empalmado por los maravillosos juegos eróticos que soñaba tener con ella.

 

A mediados de noviembre, llegue una noche a casa y mi madre me dijo que me había llamado una tal Eva, y que me volvería a llamar. Me quede helado, no conocía a ninguna Eva, solo a una Eva. ¿Por qué me llamaba? ¿Qué quería ahora de mí? En un momento mi cara cambió, me entraron todos las dudas y quizás también ansias de verla, ¡dios mío, Eva no me había olvidado!. Media hora después que hubiera llegado yo a casa, ella volvió a llamar, cogió el teléfono mi padre, y me dijo que era Eva; una fuerza interior me obligó a coger el teléfono. Eva estuvo muy amable, muy cariñosa conmigo, y me recordó que yo era de ella, y quería verme, quería volver a convertirme en un lagarto, hacía varios días que no había transformado a ningún hombre en un lagarto, y había pensado en mi, y quería hacerme un lagarto otra vez, y que tenia de ser: ¡ya!. Me pregunto cuando estaría solo en casa de mis padres, y yo imaginando lo que pasaría, y en el fondo deseaba, recordé que al día siguiente, viernes, mis padres y mis hermanas se marchaban de fin de semana a la casa que tenemos fuera de la ciudad, y que a las 5 de la tarde ya no habría nadie. Así se lo dije a Eva. Ella quedó conmigo que a las 6 de la tarde del viernes, estaría en mi casa, que la esperara solo. Aquella noche casi no dormí, y lo poco que dormí, tuve el mismo sueño, Eva aparecía y me transformaba en un lagarto, y cada vez me despertaba con mas placer. Llego el viernes, yo estaba encerrado en mi mismo, pensativo, fui a trabajar, pero no me podía concentrar en absoluto en mi trabajo; me llamó Anna, mi novia, varias veces, para vernos aquella tarde y por la noche, ya que estaríamos solos; pero le di largas, le dije que ya la llamaría. Solo pensaba en ir a casa, que Eva llegara, y pasara lo que tenía de pasar, una fuerza interior incontrolable por mí, lo deseaba por encima de todo, y a las 5:15 de la tarde, ya estaba en casa. Ya no había nadie, mi familia se había marchado, estaba yo solo; solo, esperando a Eva, esperando a que me volvieran a convertir en un lagarto, nervioso, intranquilo, casi histérico, pero esperándola a ella.


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