Ya le traía ganas...

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Ya era 30 de Enero, día de la presentación anual de poesía. Como lo habían solicitado e intentando no perder mi título de zorra, usé lo más formal que pude. Un vestido de puta juvenil que moldeaba de más mis pechos, cadera y trasero; y que dejaban al descubierto mis largas y torneadas piernas: disfracé mi atuendo con un suéter, una corbata y unos pequeños tacones.

Terminó el evento. Yo no sabía que para mi grado ya no iban a continuar las clases, así que me quedé en el colegio, esperando la hora de salida a que llegaran por mí. Todo terminó a las 4pm, y mi salida era a las 8 pm

Estaba sola, los demás profes estaban en los salones con los alumnos de otros grados. Nadie se había quedado como yo. Y él llegó. El profe de cálculo, que también daba clases por las mañanas a los niños de 10 años. Me pidió que lo ayudara a adornar el salón en donde enseñaba a lo pequeños. Yo, aburrida, accedí.

El era unos 10 años más grande que yo. Joven, apuesto y varonil. Yo, como la puta que soy, aprovechando la situación, hice todo para incitarlo a mí. El captó mi juego, y cada que podía, tocaba mis piernas, caderas y mis pechos. En una de esas, se acercó de más a "preguntarme sobre unas letras", me miró a los ojos y mordiendo sus labios, me besó. Me quitó el suéter y la corbata y empezó a morder mi cuello. Estaba tan mojada y excitada. Llevé su diestra hasta mi cueva, aprovechando lo corto del vestido. Empezó a frotar mi clítoris y a meter su mano casi completa a mi vagina.

Aprovechando la cercanía de su casa del colegio, fuimos a divertirnos. No habíamos cruzado la puerta completamente, cuando el ya no tenía camisa y yo tenía el vestido a la mitad. Hizo un gesto, me quitó el brassier y me lamió y mordió las tetas. Me quitó completamente el vestido y el sacó su polla. Tomó mi cabello y lo jaló hasta que mi cara tocó su pinga. Yo por costumbre la empecé a chupar. Algo tuve que hacer bien, que después de unos cortos instantes, se vino en mi boca y su leche escurría sobre todo mi cuerpo. Me golpeó una cachetada y me tiró a la cama, me abrió las piernas y ¡Ah! su enorme, gruesa y caliente verga ya estaba dentro de mí. Yo la cabalgaba como nunca cabalgué ninguna otra. Me retorcía y gemía como una perra en celo.

Esperó al preciso instante y se vino dentro de mí. Yo disfrutaba cada gota de su caliente y burbujeante leche viajando por mi vientre. Terminamos y mientras me vestía para regresar al colegio, charlábamos:

-Sabía que eras una puta- dijo, yo le sonreí

-Le encanta saber que lo soy, cierto?- pregunté

-Lo sabías, desde hace tiempo ya te traía ganas, los alumnos me han contado lo zorra y encantadora que eras, pero omitieron lo bien que lo haces. De todas las perras que he traído a esta casa, ninguna lo ha hecho como tú. Eres toda una fichita. Una puta zorra.

Soltamos una carcajada y queriendo empezar de nuevo, me ofreció un trago y un cigarro. Accedí, después regresamos al colegio fingiendo ser lo que no era.

Yo su alumna y el mi profesor....


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