Desde que tengo recuerdos del amanecer de mi vida, donde la luz despuntaba en el cielo e iluminaba un brillante futuro, desde entonces, ha pasado largo tiempo, pues ahora me encuentro en mi ocaso.
Ha sido grato el paso por este sendero, lleno no siempre de sinsabores, sino pequeñas alegrías que han hinchado mi corazón y henchido mi alma. Roza casi la perfección de un buen paseo por el campo, donde tu cuerpo y mente se funden con la naturaleza.
Y ahora en el desemboque de este rio puedo apreciar cuan magnífica estancia he tenido, con buena compañía y mejor compañero.
Llego hasta el mar infinito sin pena, sin prisa, sin cuentas pendientes, conforme con mi vida. Me despido con gozo de mis seres queridos, algunos todavía en su amanecer y otros iendo hacia el ocaso.
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