LINA : La hermosa mujer michoacana (parte 1 de 3)
Por filosofo_jack
Enviado el 22/10/2013, clasificado en Adultos / eróticos
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MEMORIAS: LINA
Era una tarde aburrida en el área de mantenimiento de SANMINA, la empresa para la cual trabajaba, y de repente llego Arturo, que era el más joven e inexperto de nuestra área.
- ¡Ella va a venir a Chapala! exclamó dirigiéndose a mí con gran entusiasmo.
- ¿Quién? le respondí un poco extrañado
- Diana dijo Arturo la chica de Morelia que conocí por internet, viene con su madre a pasar 3 días en la orilla del lago.
-¿Y te la vas a follar o qué onda? respondí inmediatamente de forma fría y con una sonrisa sarcástica.
- Apenas la estoy conociendo, es la primera vez que nos veremos en vivo dijo Arturo emocionado - ¿Quieres ver sus fotografías?
Entonces saco su laptop y me mostró las fotos. Diana era una bella chica de 22 años, nativa de los alrededores de Morelia, tez blanca como la mayoría de las michoacanas, cabello muy oscuro y con facciones europeas en su rostro. Entre las fotos venía una de ella en Puerto Vallarta luciendo un bikini amarillo; se le notaba muy bien proporcionada: caderas anchas, hermosas piernas y unos senos muy pronunciados, en algunas fotos salía con unas primas que eran igual de guapas. Déjenme decir que la mayoría de las michoacanas son hermosas porque tienen ascendencia europea.
Entonces le dije a Arturo que le dijera a Dianita que si llegaba a venir a Chapala, que invitara a alguna de sus primitas. El me dijo que era muy probable que Diana y su madre no vinieran solas y que quería que yo lo acompañara, para que no llegara como un perro solitario. Acepté ir siempre y cuando ella trajera a alguien más para que platicara conmigo y no me aburriera.
Llegó el fin de semana esperado, sobornamos a los jefes de área para tener dos días de permiso sin goce de sueldo y una falta injustificada.
Nos fuimos al Lago de Chapala y al llegar buscamos entre las cabañas a Dianita y compañía. Al fin la encontramos, ella se emocionó tanto al verlo que corrió y se le aventó al cuello abrazándolo intensamente, era como si lo conociera desde hace mucho tiempo. Al ver esta escena me sonreí, pero lo que más deseaba era saber quien había venido con ella, quizá alguna primita guapa como las de sus fotografías en la playa. Pero oh desgracia, solo había venido con su madre y su tía, otra vez andaría de looser como casi siempre.
Dianita le dijo a Arturo que su madre estaba ansiosa por conocerlo y que nos dirigiéramos a donde estaban hospedados. Arturo y Diana entraron primero a la cabaña y después entré yo. Creí que iba a ver solo ancianas pero ¡oh sorpresa! la madre de Dianita se notaba muy joven a sus 44 años, su nombre era Lina, lucía una minifalda color crema que dejaba ver sus enormes muslos libres de celulitis, también traía una blusa escotada que dejaba ver casi la mitad de sus senos. La tía de Diana que se llamaba Karen tenía 47 y se veía muy bien, traía puesto unos jeans de mezclilla a las caderas que la hacía lucir muy sexy, también vestía una playera con un top por dentro.
Entonces me comisionaron para ser el guía que mostraría a todos el Lago; lo conocía muy poco pero tenía que aparentar un amplio conocimiento. El viento fresco mecía los nenúfares de Chapala y refrescaba nuestra estancia. Era algo precioso, el lago más grande de México frente a nuestros ojos y acompañados de tres bellas michoacanas.
Comenzó a oscurecer, entonces Diana y Arturo se separaron de nosotros y se fueron caminando por la orilla del lago. Las señoras se quedaron conmigo contemplando el paisaje.
- Necesito un trago de tequila dijo Lina dirigiéndose a mí ¿sabes dónde podemos conseguir una botella?
- Sí contesté aquí a la vuelta existe una tienda de vinos y licores, vamos.
Entonces nos encaminamos al negocio, al llegar pedí una botella de tequila, pero Karen sugirió que lleváramos dos más, lo cual me dejo sorprendido, estas michoacanas querían pasarla muy bien y en grande.
Regresamos a la cabaña y nos pusimos cómodos, en la sala había una mesita de centro circular de pura madera; había también cinco sillones individuales muy cómodos de madera y forrados con piel, también teníamos una vista estupenda del lago a través de una ventana lateral.
En ese instante fui a una pequeña alacena que estaba en la cocina y tome 3 vasos tequileros, también partí unos limones y los puse en un plato junto a un puñado de sal; regresé a la sala y coloqué todo en la mesita del centro. Lina sirvió los tequilas y todos al mismo tiempo nos tomamos los primeros caballitos, eso calentó nuestras gargantas para poder comenzar una plática muy amena.
Conversamos sobre nuestros lugares de origen, alimentos favoritos, también acerca de los famosos, todo esto mientras venía una ronda tras otra. Íbamos en la ronda seis y a ellas no se les notaba la embriaguez, o al menos eso aparentaban, nunca imaginé que estas señoras fueran tan borrachas. Nuestra plática se tornó aun más entretenida ya que ellas tenían bastante sentido del humor, recordaban momentos chuscos de su adolescencia y juventud, así como también las primeras veces en que se embriagaron. Lina y Karen eran muy liberales, pero al calor de los tequilas eran aun más deshinibidas.
Después de tanto tequila mi sangre y mi conciencia se calentaron bastante, no podía evitar mirarle las piernas y los muslos a Lina; cada vez que ella se inclinaba por alguna circunstancia, mis ojos acudían a mirar dentro del escote. Lina era una hembra muy bella, era de tez blanca, cabello castaño oscuro, tenía una nariz recta y de tamaño medio, también una boca con labios pequeños y rosados, pero lo que más me atraía eran sus grandes caderas y ese monumental trasero, características clásicas de una mujer mayor que ha procreado.
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