SCARLETT: una guarra desconocida

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Scarlett, esa joven delgada pelirroja que en varias ocasiones me la tope en las calles de mi barrio en una ciudad que está viva de día y de noche.

Un amigo en alguna ocasión me platico que había visto a esa joven rondando por la plaza principal en estado de ebriedad y acompañada de una niña de aproximadamente cuatro años de edad. Lo único que pude pensar es que a cualquiera pueden pasársele las copas en alguna ocasión. Pero la realidad era que ella había tenido hace algunos meses una decepción amorosa con su marido y ya no vivían juntos.

Aproximadamente tres semanas después al pasar por una pequeña tienda de abarrotes de mi barrio, me di cuenta que Scarlett estaba tomando una cerveza y charlando con el comerciante. Tuve ganas de entrar porque era un lugar donde vendían cerveza de manera discreta, le pedí una cerveza al tendero y también me proporcionó una silla. Comenzamos a entablar una charla agradable y divertida, pude darme cuenta que este comerciante era padrino de Scarlett.

El comerciante tuvo que ir a atender a otros clientes y nos dejo solos, invite otras tres rondas de cerveza mientras trataba de cuestionar a Scarlett para conocer más de ella. Ella me platico que tenía ganas de escuchar música salsa, le respondí que en mi laptop traía música variada de todos tipos pero ella me sugirió que mejor fuéramos a su casa. La cuestione si no existía problema con alguien porque yo fuera a su casa, me respondió que no. Entonces llame al comerciante y le pedí que me vendiera cuatro six de cerveza.

Entonces nos dirigimos a su casa que distaba a unas pocas calles de allí. Cuando llegamos, pasamos a la sala y me dispuse a introducir las cervezas en la nevera para que se conservaran heladas, tome dos y fui a buscar a Scarlett pero ya no estaba entonces comencé a llamarla con voz fuerte, después vi que salió de una habitación y me dijo que no hiciera ruido porque su hijo estaba durmiendo; quede sorprendido ¡ella tenía un bebe lactante de ocho meses!! Aparte de la niña de cuatro años. De la recamara salió una niñera a la cual le pago y la despidió pidiéndole que viniera dentro de dos días.

Scarlett vino a la sala, encendió el minicomponente y puso a sonar la salsa que deseaba escuchar; yo esperaba recostado en el sofá. De repente en un arrebato Scarlett se subió sobre mí y comenzó a besarme intensamente y de manera desmedida, quise quitarle la blusa pero no hizo falta; ella por si misma se la comenzó a quitar, entonces comencé a quitarme la playera y el pantalón. Ella lucia una minifalda negra que comencé a quitársela; sus muslos eran preciosos y no pude evitar acariciarlos recorriéndolos con mis manos de arriba hacia abajo varias veces. Subí por su cintura y abdomen los cuales eran firmes y libres de grasa, algo raro en una mujer que ha procreado dos hijos; desabroché su brasier dejando al aire libre esos senos pequeños y firmes; pero lo más impresionante eran esos pezones oscuros y enormes; comencé a mamarlos, sentí un sabor familiar ¡era leche materna!!, me asuste un poco al principio pero eso me excito en gran manera, me gustaba succionar y saborear ese liquido vital.

Después le arranque las bragas de manera violenta y ella se abalanzo de un solo sentón sobre mí. Scarlett estaba tan mojada que no hubo dificultad para penetrarla. Comenzó a cabalgarme de una manera tan rápida y ligera, provocando ese sonido característico de mete-saca con los jugos vaginales. Después de algunos minutos tuve una descarga enorme dentro de ella y segundos después ella se corrió, fue muy notable por sus contracciones vaginales y su transpiración instantánea. Ella se quedo recostada sobre mí por algunos minutos y después fuimos por unas cervezas a la nevera.

Scarlett se puso sentimental y comenzó a platicarme de sus problemas, pero yo no iba a dejar que eso arruinara nuestro encuentro. Le ofrecí que fuéramos a su recamara, al llegar le dije que me encantaba hacerlo con las chicas colocadas en cuatro; ella accedió a mis deseos y se coloco en la orilla de la cama para que yo pudiera contemplar el hermoso panorama de ese trasero firme y ese coño jugoso invitándome a penetrarlo y romperlo. De una sola estocada la penetre y comencé a hacer mi trabajo, sus glúteos rebotaban de manera tempestuosa contra mis muslos, ese entrar y salir era delicioso, la cama hacia demasiado ruido. Después de algunos minutos me corrí y la llene de nuevo con mis jugos, quede tan agotado que me recosté sobre su espalda y me quede dormitando.


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