Mi mujer y el vecino

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Mi mujer Mayka siempre ha sido muy llamativa, a sus cuarenta años aún lo sigue siendo, buen cuerpo, hermoso culo, y unas tetas que me vuelven loco, no solamente a mí, sino a todos los tíos que la miran al pasar.

Le gusta ir muy provocativa, ropas ajustadas, minifaldas, escotes pronunciados, lo cual me agrada, además de excitarme, me encanta ver como babean los tíos al cruzarse con ella.

Tenemos un vecino, Emilio, un poco basto, bruto, de los que miran a las tías que parece que las desnudan y que no se corta un pelo al mirarlas, por eso cada vez que nos cruzamos con él me encanta verle la cara que pone y como babea. A mi mujer también le gusta que le mire, lo considera un tío salvaje, sin domesticar, que a la hora de follar tiene que ser un estupendo semental.

Una tarde estábamos tomando unos vinos, Mayka como siempre bastante provocativa, una buena minifalda y una camiseta ajustada, que le marcaban sus estupendos pechos y sus pezones, cuando entro el vecino Emilio, le hice una señal para que se acercará y viera de cerca a mi mujer.

Estaba sentada en un taburete, con las piernas cruzas, por lo que tenía la falda muy remangada, mostrando sus piernas en abundancia, y las cuales por cierto no tiene nada mal. Emilio enseguida se dio cuenta, y le costaba apartar la vista de las piernas de ella. Lo cual a mi me empezó a excitar, me imaginaba que su polla se le estaría poniendo tiesa.

Como estábamos en un rincón del bar, y no nos veían el resto de clientes, decidí darle un poco de envidia al vecino, puse mi mano sobre la pierna de Mayka y comencé a acariciársela, nada mas mirar, mi mujer entendió lo que pretendía hacer, así que permanecía como si estuviéramos los dos solos, aunque a Emilio los ojos casi se le saltan de la cuenca de los mismos.

Con los sucesivos toques me fui excitando, cada vez subía mas la mano hasta hacer que mis dedos tocaran la braguita de Mayka, me fije en Emilio, y note como su paquete se notaba, sobretodo su polla, que a si a la vista, parecía tener un estupendo tamaño.

Mayka se volvió hacia Emilio, le puso la mano sobre el culo y comenzó a acariciárselo, se estaba poniendo candente la situación, creo que unos buenos cuernos me iban a adornar mi cabeza esta noche, decidimos subirnos a casa, donde podríamos montárnoslo mucho mejor, en el ascensor mi mujer arrincono en una esquina a Emilio, le empezó a morrear en la boca y con una de sus manos comenzó a tocarle el paquete.

-       Tienes buena herramienta, creo que lo vamos a pasar muy bien tu y yo, a mi marido le dejaremos que mire, para que aprenda

-       Si, vas a probar una buena polla, seguro que no has probado ninguna como esta.

Entramos en nuestra casa y directamente nos fuimos a nuestro cuarto, ellos dos se volvieron a abrazar y comenzaron a besarse en la boca, metiéndose la lengua a tope, el verlos me excito, mi polla estaba a punto, me baje el pantalón y el slip, me senté en una butaca para contemplarlos mejor, empezaron a desnudarse, al ver las tetas de mi mujer entre las manos de Emilio, hizo que me apretará mas mi polla y comenzará a meneármela. En un segundo estaban los dos en pelotas. “Te gusta mi polla” le dijo Emilio a mi mujer, yo parecía no existir para ellos, viéndola sonreír sabía que le gustaba la polla a mi mujer, realmente estaba muy bien, grande, con un capullo bien brillante, y acompañada por dos buenas pelotas, que mi mujer le acariciaba lentamente, mientras le daba besos por el pecho.

Agarrándole la polla, comenzó a pasarse el capullo por su raja, a cada pasada brotaban de la boca de Mayka un montón de gemidos de placer, él mientras la acariciaba los pechos con sus manos, se los apretaba fuertemente, lo cual hacía también que mi mujer gimiera con más fuerza, yo no perdía detalle mientras meneaba con fuerza mi polla.

Por fin Mayka se emboco la punta de la polla en su coño, Emilio se agarró a sus pechos y comenzó a empujar su mango al interior del coño, “toma zorra, aprende a disfrutar de una buena polla, vas a follar como nunca lo has hecho, vas a saber lo que es tener un hombre bien metido en ti”, viéndola gozar, me estaba poniendo más cachondo, deseaba que se la metiera de golpe, que la hiciera gozar, quería oír sus gritos de placer, quería que me pusiera unos enormes cuernos.

Se empezó a menear rítmicamente Emilio cada vez que se la metía, ella se revolvía y gemía de placer cada vez que le entraba toda la enorme polla en su coño, estaban disfrutando los dos y yo también, notaba como mi polla se iba poniendo a tono, no tardaría en correrme, esperaba que coincidiera con ellos, justo en el momento en que él empezaría a descargar toda su leche en el interior de mi mujer, y ella se volvería loca de placer al recibirla. Y yo me correría a tope viéndola gozar.


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