Al entrar a la oficina de mi esposo, tarde me di cuenta de que estaba acompañado de un amigo...
No era guapo...pero parecía encantador...en sus ojos se notaba...el cinismo del seductor...veía el escote de mi blusa...tratando de adivinar lo que había.
A partir de ese momento...su presencia se hizo una constante en mi vida...que si el amigo estaba invitado a cenar...que si el amigo pasaría por unos papeles...que si el amigo nos invitaba al teatro o al cine...todo el tiempo me estaba mirando...hasta cuando yo tomaba una bebida...se le quedaba viendo a mis labios, como si quisiera que los suyos estuviera ahí en ves del vaso.
No perdía, oportunidad de poner en practica su juego de seducción...me tocaba con cualquier pretexto...toques inocentes...simples roces...miradas y suspiros...nada comprometedor.
Una ocasión en una comida...aprovechando un momento que quedamos solos, dijo---hermosa, tenemos que vernos... a solas ---yo negaba con la cabeza, pero el incistio---tu sabes que es inevitable---dijo---tarde o temprano va a suceder---continuo diciendo--- te pido una única cita---me quede mirando esos ojos llenos de deseo y asentí con una sonrisa en los labios, en esos momentos me entrego una tarjetita y de paso, roso mis dedos delicadamente.
Una cabaña cerca de Milpalta, el lugar de la cita...solo había bosque al rededor...todo lo romántico que se pueda desear...fuego en la chimenea... música suave... queso y vino sobre la mesa.
Cerró la puerta después de dejarme entrar...tomo mi chaqueta, mi bolsa, y me llevo al centro de la habitación...ya frente a la chimenea ...sus dedos dibujaban mis labios...dibujaban mi mentón...yo sentía en mi cara su respiración... levantando mi suéter por la cabeza lo deslizo ...su respiración se hizo mas profunda...yo sabia que era por lo que veía...pues no llevaba sostén... mi cuerpo desnudo ...lo hizo estremecer...obvio que no era frio...el fuego nos daba calor...eran las ansias...era el deseo...era excitación
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