EL CID CAMPEADOR
En estos últimos meses tan samenses para uno. Quise devolver a mi memoria lo que supuso el conocimiento para mi generación, en aquellos años de la infancia, la figura de Ruy Díaz de Vivar, a través de la serie que recibía el nombre de Ruy el pequeño Cid.
En la que nos cuenta la niñez de uno de los personajes más importantes de la historia que habitamos. Inculcándonos valores como la amistad, la nobleza y los buenos sentimientos. En esta serie se cuentan las travesuras nada ajenas a los niños de su edad, sus ansias de aventura y de vez en cuando alguna desventura en busca de su Petra. Así como el ingenio para salir bien parado de los entuertos que va deshaciendo y en ocasiones él mismo genera, como en su estancia en un primer momento en el monasterio, en el que su padre tenía la intención de que se formara con los monjes. Algo que no daría resultado pues su personalidad se inclinaría por ser desde un principio caballero valeroso que sirviera al Rey Fernando, al igual que hiciera su padre.
Más tarde se dedicará a hacer de las suyas en casa de sus primos donde van sucediendo todo tipo de historias que con gran astucia y pericia resuelve.
Una vez de vuelta al monasterio donde es encomendado de nuevo. Decide variar su destino y emprender los caminos que le conducen a vivenciar nuevas aventuras que lo van curtiendo y van dando muestras de su honradez y lealtad por causas justas, así como por su valor. Comenzando a formarse lo que con el tiempo llegaría a ser toda una leyenda y ejemplo.(controversias a parte)
Pudiendo recrearme y rememorar a personaje, para mí, tan apreciado. Recordé que a mi paso por el Instituto de Sama pude conocer al ya conocido por todos y una vez ya hecho hombre a Ruy el Cid Campeador cabalgando a su Babieca.
Resultando tan apasionante para mi conocer sus primeros años, aunque la versión pudiera ser un tanto imaginable, como el legado que deja tras de si su existencia.
Se casaría con Jimena Díaz (1074), noble asturiana, bisnieta de Alfonso V. Conquistando, posteriormente Valencia (1094) en la época de dominio de los almorávides una vez aliado del rey de Valencia, y perdonado de su injusto destierro. Aunque se volvería a perder Valencia tras la muerte del Cid.
Aunque siempre haya múltiples versiones de su persona, yo prefiero quedarme con una de las más extendidas la del héroe, fiel a sus ideas y sus principios que se rige por el honor.
Y cosas del destino mi periodo militar se cerraría en Burgos lugar donde nació el vencedor Cid, ciudad a la que daría fama, prestigio y gloria.
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