Beso, Atrevimiento y Verdad 1/2

Mientras mirabas a la noche temprana, pensaste: "¿Como ha podido todo torcerse tanto?" Hace unas horas eras un hombre normal, llevabas una vida normal, aburrida, monótona, gris, pero después de todo, normal. Aquel día te levantaste y nada había cambiado. Tu novia seguía dormida a tu lado. Tu jefe te saludo en el trabajo como a diario. El bar de siempre, la misma gente, el mismo menú. Pero entonces, tuvo que entrar en escena aquella mujer.

Cuando entró en tu restaurante, justo cuando comías el postre, tus ojos se desviaron directamente hacia ella. Preciosa, alta, ojos celestes, pelo largo, liso y miel. Tenía una expresión de miedo en los ojos, parecía buscar algo en aquel restaurante perdido. Vuestros ojos se cruzaron y por un momento pensaste que solo te veían a ti. Al verte ella pareció encontrar su salvación. Se acercó a ti, pero realmente al que miraba es al hombre sentado detrás de ti. Te diste la vuelta de manera casual y viste que aquel hombre no era un cliente usual de aquel bar. El vistazo breve que pudiste echarle daba a entender que era un hombre peligroso. Sus ojos no reflejaban piedad o bondad, estaban vacíos. La muchacha pasó por tu lado y el aroma que te llegó te embriagó por completo. Se sentó justo a tu espalda, pero hablaban en susurros y no pudiste escuchar nada. Terminaste de comer y te levantaste. Cogiste tu desgastado maletín y te dirigiste a la salida. Te volviste a la mesa de aquella mujer una última vez, por si acaso te devolvía otra mirada, pero solo encontraste el silencio de una nuca. Saliste del bar, miraste al cielo y pensaste si no te habías precipitado al casarte con aquella chica a la que conocías solo de pocos meses, pero de nuevo se te apareció aquella mañana donde te dijo que esperaba un hijo tuyo. Cuando recuerdas eso realmente siempre te quedas mirando al cielo nostálgico...

No sabes cuanto tiempo pasó, solo sabes que de repente un portazo detrás tuya te sacó del ensimismamiento. Te giraste justo para ver como la chica de antes caía encima de ti. Os levantasteis y cuando te disponías a disculparte, ella te cogió de una mano y echasteis a correr. Los primeros metros los pasaste aturdido y realmente no te acordabas de porque corrías. Después de unos metros te diste cuenta de que te tenía la mano cogida. Repentinamente caíste en la conclusión de que aquello no tenia sentido y te frenaste en seco, frenándola a ella también. Ella se giró y te dijo con una cara llena de terror:"¡Tenemos que correr, no podemos dejar que nos cojan!" El terror en su cara te convenció y le seguiste la corriente. Os parasteis después de unas manzanas en un pequeño portal. Ella aun jadeaba por la carrera y tú intentabas hacer como que no estabas cansado. Ella seguía mirando hacia la calle, preocupada por si alguien venía. Entonces le hiciste la gran pregunta:"¿De que va esto?". Ella te contestó: “Acabo de aturdir a un hombre muy peligroso. Pertenece a una especia de mafia distribuida por toda la ciudad. Llevan presionándome meses para que les de unos planos de mi edificio. Soy arquitecta y diseñe el nuevo edificio de la comisaria. Me han amenazado con matarme si no colaboro...". Tu siguiente pregunta fue mas que obvia, pero aun así la formulaste: "¿Y por que me has metido en esto?", aunque ella parecía tener preparada una respuesta: “Cuando te fuiste del bar saque este aparato, un taser, y se lo plante a máxima potencia en el cuello. Justo después de entregarle los planos me dijo que sus jefes se querían reunir conmigo para hablar. Me asusté, saque el arma de defensa personal y le ataqué. Luego, cogí los planos pero al salir me choque contigo y pensé que si te veía conmigo pensaría que estábamos juntos y te haría algo...". Te quedaste estupefacto. Ahora no sabias que hacer. Siempre o casi siempre lo habías sabido, pero aquel no era ese momento. Abriste la boca varias veces sin decir nada. Ella seguía asustada y comprobando la calle.