el mago y su asistente.

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Es de noche no hay nadie en la carretera. Su auto empieza a tambalear. No existe destreza previa ni movimiento brusco que los salve. Dos vueltas por el aire y al piso. Un auto sube rápidamente la velocidad y desaparece en la neblina de la lluvia. Quedan los enamorados adormecidos. El mago se despierta y saluda a su asistente, el acto se complica ella no está en la posición en la cual debería estar. Su cuerpo no está en la caja fuerte si no afuera. Inquietantemente el mago se acerca en cuclillas  a su asistente aun sigue dormida, el publico suspira y se extraña, el truco ya lo habían visto, no era así. Mira alrededor no hay nadie  solo él, ella y su público.

-no me dejes- le dice con los ojos entumecidos por el llanto estremecedor que derrama. Repite nuevamente-no me dejes, hay que terminar el truco.

Su asistente fiel, abre sus ojos y lo deslumbra. Tiene esos ojos marrones miel como desde el primer día que la vio. Él era el mago y ella la espectadora.  Fue veloz nunca un truco le había tocado el corazón, era demasiado bueno para ser real pero así fue y se enamoro.

Lo mira fijamente, su cuerpo arde y no sabe dónde, no puede levantar la cabeza la siente pesada, sus miembros inferiores no responden al primer intento ni al segundo ni al tercero. Siente unas gotas tibias que le recorren el cuerpo no es lluvia solo la simple sangre que la rodea. Los espectadores aplauden la gran interpretación durante un tiempo después solo dejan de aplaudir. El mago la mira, los ojos de ella empiezan a ceder su corazón empieza a ceder.

-no cierres los ojos, la ambulancia ya llega.

-no van a llegar, no te desesperes- suspira-solo estamos vos y yo. Ya se fue el público.

No siente el dolor ni la paz solo siente como sus ojos se cierran. Deja que sus últimos suspiros llenen el alma desconsolada de su amor. Lo mira ahí sonriente como siempre, las sirenas no llegan la espera se hace larga.

El mago queda quieto y llora. Su asistente  lo consuela con dulces palabras al oído ensangrentado.

-termina el truco sin mí. Asistentes te van a sobrar.

-sí, pero mi esposa me va a faltar.

 Mira alrededor solo son ellos dos.

Su asistente cierra sus ojos y desaparece. No hay un prestigio no va a volver a parecer. Ella lo consolaba estaba lista para abandonar el acto y el también, pero él no estaba preparado para que no la vuelva ver entre el público como siempre, porque ya no iba haber más público. Solo el.

 


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