LUCIERNAGA

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En lo alto, siempre majestuosa, se encontraba la blanca Luna que con su suave luz bañaba aquel valle que ahora estaba en calma, en una zona sombría, apartada, descansaba una luciérnaga, ya no jugaba entre las flores que ahora tan distintas lucían en la noche clara, estaba sola, apagada.

“¿Qué te pasa luciérnaga que tu alma noto triste?” preguntó la Luna

“Triste estoy Luna mía, pues los sentimientos que en mi han nacido son igual de grandes que la distancia que de ti me separan”

“No estés triste, pues hoy al alba cuando el nuevo día comience me fundiré con el horizonte, momento en el que tu y yo compartiremos el mismo suelo y el mismo sentimiento, ahora luce intensamente, brilla con luz propia, ilumina este valle con tu alegría y que nada enturbie tu sentir y recuerda que tu tristeza será mis tristeza y tu alegría…tu alegría será mi vida entera”

Oscar Cerezo


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