EL MALTRATO AL INDEFENSO

                       EL MALTRATO AL INDEFENSO

Habría que concienciar desde los medios de comunicación, haciendo una difusión propagandística de modo racional, serio, crítico y rotundo sobre algunos de los problemas reinantes en el seno de la sociedad, que son entre otros muchos –y por mencionar algunos- la indefensión y el abuso sobre la mujer o el más débil. Debe educarse en valores y principios, éticos y morales, que destaquen el respeto a los derechos y libertades humanos. Dando a entender a quien así no lo entienda puede estar incurriendo en un grave delito al invadir y violar terreno que no le corresponde, habiendo abundantes casos de llegar a hacer peligrar la misma vida de la víctima.

Estos incongruentes entendimientos sobre lo que representan y deberían ser la realidad de las cosas nos lleva a lapidar a miembros de nuestra propia especie sin motivo que lo justifique. Es penoso que a estas alturas de la humanidad no se entienda que nadie pertenece a nadie si así no se desea., y el no entender esto nos lleva a un primitivismo absoluto regido por los instintos incontrolados, el machismo cobarde, el abuso de poder, la vileza y la aberración, que para nada tiene que ver con el desarrollo del ser humano sino más bien con una postura retrograda. Y que las libertades entendiendo debidamente este concepto acaba donde empiezan la de los demás.

Nadie debería imponer sobre otra persona ni sus intenciones, ni su dominio si éste no es admitido ni compartido. Y que es equivocado hacer intromisiones en vidas ajenas cuando éstas no son consentidas. Por eso abogo por el hecho de que la mujer tenga mayor acceso al trabajo, al igual que personas con dificultad para su acceso laboral, permitiéndose así liberarse a la persona de dependencias no pretendidas, integrarse en el mundo y no quedarse aislados, carentes de utilidad, estima y el evitar quedarse sin recursos necesarios para la supervivencia. Debe permitirse que cada cual oriente su propia vida por donde cada cual pueda y quiera encauzarla. Y aceptar a los demás y permitir que éstos obren de acuerdo con sus criterios, respetando la existencia e integridad de estos colectivos. Un intento por dignificar la integridad y el papel de la mujer y de los desfavorecidos me parece un justo motivo para reivindicar lo que aquí expongo y en realidad pertenece a todo ser.