La última habitación del pasillo.
Por Pablo Hats
Enviado el 09/11/2013, clasificado en Terror / miedo
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Una triste medianoche, abatido, meditaba
sobre un libro muy curioso, de antigua ciencia olvidada.
Cuando el sueño me vencía, de pronto oí la cadencia
de unos golpes que alguien daba con mucho tiento en mi puerta.
Es -me dije- un visitante que llama desde el portal.
Sólo es eso y nada más
Sólo era eso hasta que el sonido que repetían los anchos muros de la casa se volvió inhumano. Los golpes no paraban y adoptaban sonidos agudos, ya no parecían golpes a una puerta.
Rápidamente busqué mil excusas para no desvanecerme en el miedo y terror que aquella situación desprendía.
Los extraños golpes continuaban y no me quedaban fenómenos a los cuales atribuirle culpa. En el viento, pensé, pero las ventanas estaban cerradas por las cuales pude ver que nadie transitaba aquella tenebrosa calle. Instintivamente me arropé hasta donde la vista me alcanzaba, estaba totalmente aterrorizado.
De manera bipolar me levanté de la cama y me armé de un valor desintegrado por cada paso que daba hacia delante en aquel intransitable pasillo. Cada vez que me acercaba a ese maldito ruido una fuerza interior me empujaba hacía atrás como si de un jugador de rugby se tratara.
Ya con la puerta a la vista los golpes cesaron y pude ver como mi perro Toby ladraba agresivamente hacía la esquina del pasillo.
Algo me dijo que nunca debí girar esa esquina donde se encontraba la habitación de mi difunta mujer a la que había maltratado estos últimos años.
Petrificado, pude intuir por el sonido como Toby rasguñó la puerta de la única habitación del pasillo y se introdujo en ella ladrando fieramente. Los ladridos de Toby cesaron acompañados de un doloroso ladrido final que me hizo pensar que las cosas no iban bien.
Después de pasar unos segundos en la misma posición pensé que debía llegar al fondo de aquella fría situación.
Avancé hasta girar la esquina cuando un gran golpe de adrenalina atravesó mi corazón el cual estaba al borde del infarto. Llegó el momento decisivo al entrar en aquella habitación cuando estuve cerca de huir despavorido de aquel lugar. Pero cada vez que retrocedía la continuidad de los golpes en aquella puerta volvían a empezar. Instantáneamente en acto de valentía pude entrar en aquella habitación y... Verdaderamente... Vi lo que ningún hombre deseaba ver en su vida...
- Vale, vale tranquilícese. Sr.Nhordos, lo está haciendo muy bien. Mañana continuaremos con el interrogatorio. Puede descansar.
Cptan Alatriste.
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