INSENSIBILIDAD

                                        INSENSIBILIDAD

Sobrecogedor y penoso resultó el reportaje de “Documentos TV” que ofreció la segunda cadena hace ya algún tiempo, presentado por Pedro Esquicia, sobre el capitalismo en Rusia y que recibió el premio de la crítica. En él se muestra la cruda realidad por la que atraviesan los niños, desde lo que debería ser una tierna infancia. En esa emisión se retrataba fidedignamente la penuria, el desconcierto, el desamparo mundo que por desgracia les había tocado vivir y padecer. Siendo vagabundos, sin apenas saber por qué la vida les maltrataba de aquella manera, en una sociedad en la que las diferencias entre unos y otros se destinan masivamente a armarse hasta los dientes y en conquistas espaciales, olvidándose de pequeños inocentes que descubren el hambre, el frío, la falta de refugio; no es extraño que traten de evadirse de la manera que sea para olvidar tanta miseria. El reportaje, como no podía ser de otra manera, tiene un desenlace trágico y desgarrador: una chica de unos cinco años, sin apenas discernir entro lo que está bien y lo que está mal, sin nadie que la oriente, permite desconcertada que un chico de una edad aproximada la bese. Es una niña casi coqueta, casi perpleja, con su inocencia machacada, esboza una tímida sonrisa ante aquella muestra de afecto, ilusoria protección, o de lo que sea, ese beso es la mínima atención que parece recibir en un entorno desolador. Poco después su cadáver, fruto de tan dañina vida, es recogido por una ambulancia ante los rostros atónitos de sus compañeros: los abandonados del mundo. Cómo es posible que esto ocurra, y la gente se muestre tan insensible ante estos asuntos, en países desarrollados y avanzados. Y que los mandatarios no se conciencien y se impliquen en resolver dichos problemas, que nos conciernen a todos y en los que se ven involucrados los descendientes del mundo.