Las apariencias engañan (9ª Parte)

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Lucía a ver caer a Javier se agachó inmediatamente a intentar ayudarle, le preocupaba muchísimo su estado, ella no estaba acostumbrada a ver cosas así, nunca se había emborrachado y no sabía que consecuencias podía tener. Pidió ayuda a gritos desesperadamente y enseguida se acercaron todos los componentes del grupo incluido David y Begoña que había estado observando todo lo que había pasado en un segundo plano.

Al comprobar que Javier reaccionaba y que no era un coma etílico, Begoña tranquilizó a Lucía ya que esta estaba visiblemente alterada.

-       Ven aquí anda – le dijo Begoña ayudándola a levantarse. – Creo que por hoy ya has tenido demasiados sobresaltos, ¿no?

-       Sí – Contestó Lucía nerviosa, seguía en estado de shock después de las palabras de Javier “No soporto verte con ese”, se preguntaba que le querría decir con eso y seguía muy preocupada por el.

-       Tranquila, Javi está bien, solo es que ha bebido mas de la cuenta, mañana te aseguro que estará bien aunque será un día largo… por decirlo de alguna manera – Dijo Begoña riéndose.

-       ¿Seguro que está Bien? Bego, yo no le veo tan bien – Contestó sin dejar de mirar a Javier.

-       Seguro, hazme caso a mi, que de cogorzas se un rato, solo es que se ha pasado de copas y también que es un poco idiota, pero ese es otro tema – Contestó Begoña pensando en lo mal que se estaba comportando su amigo.

-       Me dejas mas tranquila, yo es que no me he emborrachado nunca, no se mucho de todos estos temas – Dijo avergonzada Lucía, su inexperiencia al igual que muchos otros aspectos la avergonzaban.

-       No es que sea un gran orgullo saber de estos temas Lucia, tal vez si supiera menos de ellos ya tendría mis estudios terminados – Contestó Begoña riéndose he intentando que el ambiente se relajara un poco, seguía viendo a su amiga alterada. –Luci, ¿quieres que te acompañe yo a casa?, es que creo que nos evitaremos algunos problemas.

-       ¿Por qué dices eso?- pregunto Lucía muy extrañada.

-       No, por nada en especial Luci, simplemente es que veo el ambiente caldeado entre estos y creo que cualquier cosa que pase esta noche terminará en pelea – Intentó disimular Begoña, no creyó conveniente contarle a Lucía lo que sabía de Javi. – Así que mejor si nos vamos sin hacer demasiado ruido y que estos se arreglen como quieran.

-       Creo que tienes razón Bego, vamos.- Asintió Lucía. 

 

Las amigas se despidieron del grupo. Lucía se disculpó con David, el lo entendió perfectamente, habían pasado demasiadas cosas esa noche y Lucía parecía demasiado inocente para seguir soportando todo aquello, se dieron dos besos y se despidieron, David aprovechó el momento para pedirle su número de teléfono, el cual Lucía le dio algo recelosa pero a la vez halagada.

Javier seguía muy ebrio, Carlos lo intentaba controlar aunque le estaba siendo complicado, decidieron acompañarlo a casa y que pasara allí el resacón, ya había dado demasiado la nota aquella noche y ninguno de sus amigos tenía ganas de aguantarlo.

 

 

 A la mañana siguiente Javier se despertó desorientado, la habitación olía a muerto, la cabeza le martilleaba como un compresor, no sabía muy bien como había llegado allí, no se acordaba de nada, lo último que tenía en la memoria era una conversación con Begoña, su enfado y que Lucía estaba hablando con David. ¿Qué habría pasado? se preguntaba aún tumbado en la cama. Se intentó levantar sintió unas nauseas horribles y vomitó allí mismo sin poder levantarse. En ese mismo instante se abrió la puerta de su habitación, era Carlos, se había quedado para vigilar a su amigo ya que estaba demasiado borracho como para dejarlo solo.

-       Hombre, veo que ya estás despierto – Dijo Carlos con tono de enfado – Dios! Pero que mal huele aquí, tío!- Espetó

-       ¿Qué pasó anoche, Carlos? – Alcanzó a decir Javier.

-       Eso me gustaría saber a mí, Javi. Te pasaste cuatro pueblos –Dijo mientras abría las ventanas para airear la habitación, el ambiente era insoportable.

-       No me acuerdo de nada, ¿qué hice?, joder, que dolor de cabeza.- Se quejó Javier.

-       Es normal que te duela, a parte de la mierda que pillaste, también te dieron un par de ostias bien dadas, súmale que te desmayaste… si creo que tu dolor es justificado. - soltó Carlos con rintintín.

-       Joder!- ¿pero qué narices pasó?- Dijo Javier sentándose en la cama como pudo y esperando la respuesta ansioso.

-       Pues pasó que te pillaste una curda de escándalo y la tomaste con mi hermana, la pobre que para una vez que sale mira como terminó, te intentaste propasar con ella y bueno alguien la defendió.

-       ¿Qué? ¿Cómo? Pero… ¿qué me estás contando?- dijo Javier alucinando por lo que le decía su amigo - ¿pero, de que manera me propasé? ¿le hice daño? ¿está bien? Ay! Dio!- Javi sintió pánico a haberle provocado algún tipo de dolor a Lucía, no se perdonaría si por su culpa ella sufría.

-       Joder tío!¿no te acuerdas de nada de verdad?- Carlos no podía creer que su amigo no recordara – La intentaste besar en la boca a la fuerza, ella se asustó y David te tuvo que apartar y para calmarte te dio un puñetazo en la cara, tengo que decir que si no hubiera estado David te hubiera dado yo… Pero tío, ¿en qué cojones pensabas?

-       ¿cómo? No puede ser, ¿yo hice eso? No puede ser – Javier estaba perplejo por lo que le decía su amigo, no podía creer lo que escuchaba, como se podía hacer expuesto de aquella manera, cómo podía haberse intentado propasar con Lucía.- Carlos, Lo siento, te juro que no sabía que hacía. – Dijo Javier realmente abatido- Lo siento, lo siento muchísimo- Se quedó sentado en la cama, mareado y repitiendo lo mucho que lo sentía.

-       Tranquilo Javi, pero intenta controlarte y si tienes algún problema háblalo con nosotros o con quien tu veas, que para eso tienes amigos, pero no creo que el alcohol sea la solución,¿vale colega? – Le dijo Carlos ya menos enfadado.

-       Gracias Carlos, eres un amigo, te prometo que no volverá a pasar nada así y por supuesto pediré disculpas a tu hermana y a todos los demás. Y Gracias también por quedarte conmigo, viendo mi habitación seguro que has pasado una noche toledana.

-       No lo sabes tu bien Tío, he estado a punto de matarte con mis propias manos con tal de que dejaras de vomitar, parecías el niño del exorcista- se rió Carlos haciendo reír a su amigo. 

-       Te debo una- Dijo Javier mirando a su amigo.

-       No lo dudes cabronazo- contestó Carlos. 

 

Javier se quedó ahí sentado, mareado e intentando recordar algo de lo que le había contado Carlos, lo único que se le venía a la mente era Lucía, preciosa y en las manos de David.


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